Foto: Focus Features
El oscarizado director pasó de juntar a los iguales, con su romance entre vaqueros en Brokeback Mountain (2005), a acoplar a los opuestos, el personaje de Tang es miembro de la resistencia contra los nipones mientras que el de Tony es un chino que se enriquece gracias a sus afanes colaboracionistas.
Hay historias circulares difíciles de identificar, al menos la primera vez, más cuando entre la charla banal de los primeros minutos y la secuencia que desata el nudo transcurren más de dos horas de un ejercicio preciosista en el que las escenas de sexo son el alma de la fiesta.
Este año se cumplió una década del estreno de Sè, jiè (conocida en estas tierras como Deseo, peligro), Con esta cinta, Ang Lee ganó su segundo León de Oro en el Festival de Venecia. El cineasta taiwanés, tomó un cuento de la escritora china Eileen Chang y la llevó a la pantalla grande en una trama que a partir de elementos de filmes de espionaje y suspenso nos conduce hacia esas profundidades del alma humana en las que se está dispuesto a todo con tal de sobrevivir.
El largo metraje comienza en Hong Kong en 1942, con cuatro mujeres enfrascadas en una partida de mahjong (juego que consiste en armar grupos de fichas). La jugadora más joven, Mak Tai-Tai (Tang Wei) pronto se pone a intercambiar miradas interesantes con Yee (Tony Leung) cuya esposa (Joan Chen) es la anfitriona. Lo demás será conocer los pormenores del perverso triángulo integrado por la joven, el marido y el contexto político-social de la China ocupada por el invasor japonés.
Es así como el oscarizado director pasó de juntar a los iguales, con su romance entre vaqueros en Brokeback Mountain (2005), a acoplar a los opuestos, el personaje de Tang es miembro de la resistencia contra los nipones mientras que el de Tony es un chino que se enriquece gracias a sus afanes colaboracionistas.
Lee desmenuza a detalle la relación, para ello nos transporta en el tiempo, al año de 1938, cuando una bella estudiante universitaria, Wong Chia Chi (tal es el verdadedor nombre de Mak Tai Tai) forma parte de un grupo de teatro que representa piezas patrióticas, de esas en las que ningún sufrimiento o riesgo es poco cuando lo único por hacer es dañar al invasor. Es invitada por Kuang (interpretado por Lee-Hom Wang) para unirse a un plan cuyo objetivo es eliminar a un traidor. A la bella actriz le corresponde usar sus talentos para seducir al señor Yee, invitarlo a bajar la guardia y poner su cabeza a tiro de los justicieros del pueblo chino.
Si el montaje de otra de sus cintas conocidas, Crouching tiger, hidden dragon (El tigre y el dragón), destacaba por sus exuberancia, el de Deseo, peligro, brilla por su lobreguez. No hay sino la ambientación adecuada y los recursos precisos para atizar la atención del espectador y hacerle olvidar que el firme dura 158 minutos.
GATO Y RATÓN
Por casi una hora, la obra se nos ofrece como una película de espías bien armada y bien llevada, aunque convencional. El carácter amateur del grupo clandestino es dejado en evidencia con tino: cuando están cerca de su objetivo, Yee y su mujer dejan la ciudad y los esfuerzos de la célula de potenciales asesinos patriotas quedan en nada.
Foto: Focus Features
Así se inaugura formalmente la segunda parte del relato, en la que el desánimo de los sacrificios que por un tiempo tuvieron la apariencia de lo inútil, se convierte en una vuelta al deber, esta vez, bajo la protección del movimiento de resistencia verdadero. Esto implica un ascenso para los conspiradores, mayores recursos, también un compromiso ineludible con la causa.
En esta segunda oportunidad la joven actriz, por fin, cumple su objetivo, seduce a Yee y ambos se entrecruzan en un amorío cuyo inicio tiene maneras de violación.
Los encuentros íntimos de esta pareja, a diferencia de buena parte de las escenas de cama, tienen un propósito, preparar el cambio de los personajes: Yee posee pero también se va entregando, la espía lo atrapa, pero su fortaleza se va debilitando.
En este punto es para destacar la labor de Tang Wie y Tony Leung quienes llevan sus actuaciones a ese nivel en el que los diálogos son llaves que cierran puertas y todos los gestos son máscaras hasta que se descubre cuál es el rostro auténtico.
La fotografía, obra de Rodrigo Prieto, es otro aspecto destacado de la producción. Fue la segunda colaboración del mexicano con Ang Lee después de Brokeback Mountain.
Con ingredientes como estos, el cineasta taiwanés confeccionó una historia de espías astutos, un juego del gato y el ratón atractivo y una historia de amor sombría.
CENSURA
Para estrenarla en China, Ang Lee tuvo que eliminar del producto final escenas de sexo. Su filme de la relación morbosa y carnal entre una joven activista y un agente de los invasores tuvo cerca de siete minutos menos en las salas chinas.
Deseo, peligro además de un muestrario de escenas candentes, es también el itinerario de una joven que pasa de sufrir el abandono de su padre y de las aulas universitarias a formar parte de un movimiento rebelde y a verse consumida por una labor que demanda cabeza fría, cuando su éxito depende de fingir emociones. Algunas críticas a la cinta se quejan de que retrata a una persona prostituida a varios niveles: personal, ideológica, sexual. El conflicto se vuelve todavía más penoso cuando Wong Chia Chi reconoce que entrega algo más que su cuerpo al hombre equivocado.
Se supone que es una frágil mujer endurecida por la pérdida de la inocencia con un violento cometido y lo oscuro de su cometido político, sin embargo, no está de más que incluso cuando se le presenta la segunda oportunidad para cumplir su patriótica misión, sigue siendo una joven mujer.
El astuto y desconfiado Yee, va mitigando su recelo a medida que su lozana amante da las respuestas correctas, aquellas que un hombre en su posición desea escuchar. No parece reparar en que, al hablar con ella, habla sobre sí mismo y, más peligroso aún, sobre su trabajo. En un momento se atreve incluso a compartir con Wong Chia Chi su temor, siente que los días de gente como él están contados a partir del ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
DEFINICIÓN
Quizá la mejor definición disponible sobre Sè, jiè es la que aporta Miguel Refoyo en su blog. Se trata de una tragedia erótica. Yee, un personaje cruel, parece estar de acuerdo con el fin que le espera, sin embargo, hará todo lo posible por postergarlo. En el camino, encuentra en su amante una alegría, un solaz entre las trampas y las amenazas relacionadas con la guerra. Su perdición lo ronda y él no hace sino pensar en la mejor manera de tener contenta a su querida.
La espía, no contenta con su delicada posición, enciende las sirenas y llama a la fatalidad cuando desarrolla una pasión inexplicable hacia su objetivo.
Hay quienes no quedaron conformes con el corte final y consideran que Lee la hizo demasiado larga, demasiado lenta y demasiado brutal en sus escenas de sexo. Sin embargo, existe cierto consenso acerca de que se trata de un filme no excepcional, pero sí muy bueno.
Es particularmente agradable la cita de los amantes en un burdel. Ella se queja y dice que la llevó ahí porque “quieres que sea tu puta”, él responde con una frase que pinta al personaje sin exageraciones ni chanzas, con seriedad, tranquilidad y armonía interior, Yee duda que Wong Chia Chi sepa más que él sobre prostituirse.
Después de eso tiene lugar otro acierto de la cinta, acaso el único momento de amor que comparten ambos personajes, uno que no tiene lugar en una cama, ni implica despojarse de una prenda o tocarse en modo alguno.
A diez años de distancia, la obra del taiwanés sigue llamando al espectador a asomarse, a través de los reflejos de un diamante, a un abismo muy particular, oscuro como los deseos a los que no se sobrevive.
