Festival. Los grupos El Gran Silencio, El Tri (en la imagen), Maldita Vecindad, DLD, participaron en el Festival Zapal.
El vocalista de El Tri, Alex Lora, se mantiene al margen cuando se le cuestionan temas políticos -qué le hace falta a la industria de la música, qué espera en este nuevo gobierno-, sin embargo, algo tiene claro: la música es una de las respuestas para crear una sociedad mejor.
"Es algo muy loable que la raza se olvide de sus broncas y se desahogue con la música. Nosotros (El Tri) y en la SACM tenemos el slogan de que un niño que tenga en sus manos un instrumento musical es mucho más difícil que llegue a tener en sus manos un arma", comentó en conferencia previo a su participación en el festival Zapal que se realizó el sábado en Saltillo.
Para el intérprete de Triste canción de amor hay que motivar a la gente y especialmente a las nuevas generaciones para que se acerquen a este arte que, considera, es un buen medio de desahogo.
Chela Lora, cantante y esposa del líder de El Tri comparte esta idea.
"Yo creo que sí sería muy bueno que el Gobierno se preocupara por inculcarles en la educación que aprendan un instrumento, que realmente haya mucha música en las escuelas y que haya más espacios, que permitan hacer estas tocadas de rock.
"El esparcimiento para la gente, para echar afuera todas las frustraciones yo creo que es lo que es sano para todos", comentó.
La banda fue una de las más esperadas la noche de este sábado en la tercera edición de Zapal. Como parte de su espectáculo Alex Lora invitó al público a cantar el Himno Nacional portando una bandera de México.
Además aprovechó para hablar del presidente Enrique Peña Nieto interpretando la canción que compuso en su nombre, y del mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, de quien presentó en el escenario una máscara con su rostro.
Artistas como Odisseo y Camilo Séptimo, en el escenario principal, fueron de los primeros en prender al público que llegó desde la tarde a la Hacienda el Mimbre. Con temas como Vicio y No confíes en mí, Camilo contagió a los asistentes de un ambiente psicodélico que se acompañaba por las proyecciones de colores que los iluminaban de fondo.
Además de la música, recordar las raíces prehispánicas y su importancia fue uno de los objetivos de la celebración. Uno de los puntos que más llamaron la atención por su color y misticismo fue la Zona sagrada, en la que se instalaron temazcales y ofrendas (o Tlalmanali), dedicadas a dar gracias a la madre tierra.
"Queremos que los chavos vean que todo puede estar unido: la cultura mexica con lo actual", comenta Cuautli, uno de los danzantes, quien acompañado por un águila, invitaba a asistentes a unirse a los rituales.
Al sonido de las conchas que adornaban los pies de los danzantes al bailar, se mezclaba el estruendo de la guitarra y batería con bandas como DLD, que interpretó canciones como Todo cuenta y Por siempre y adelantó que ya está grabando su próximo material luego de tres años de su último álbum, Futura.
Se esperaba una asistencia de más de 20 mil personas, pero fueron alrededor de 18 mil las que disfrutaron del festival que ya para las 20:00 horas se llenaba de reggae con Caloncho y la banda originaria de Puerto Rico, Cultura Profética.
Pero fue ya en la recta final, con El Gran Silencio, El Tri y la Maldita Vecindad que la Hacienda el Mimbre se llenó de energía, rock y el clásico slam, en el que no hubo quien se quedara fuera, incluso un grupo de hombres cargó a otro en silla de ruedas para unirlo a la celebración.
