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EL SÍNDROME DE ESQUILO

TRES LIBROS PERDURABLES

VICENTE ALFONSO

Durante la semana rescaté algunas cajas de libros que daba ya por perdidas. Nada más parecido a abrir una cápsula del tiempo, pues hacía cinco años que nadie curioseaba entre esos libros. Así, toda la semana fue de empacho literario: entre los títulos que más llamaron mi atención está una triada de volúmenes escritos por el mismo autor: Hugo Hiriart. El primero de los libros se llama El Agua Grande. Se trata de una ficción que está armada a caballo entre la novela y el ensayo, y que aborda, bajo la forma de un diálogo entre un maestro y su alumno, los secretos del arte de narrar.

El segundo es El Juego del Arte, del mismo autor. Se trata de un libro que en sesenta y tres breves ensayos intenta responder, en forma accesible, las incómodas preguntas que surgen cuando nos enfrentamos a un cuadro, una película o un concierto: ¿Por qué sentimos y decimos que unos artistas son mejores que otros? ¿En qué consiste la operación de apreciar arte? ¿Existe la inspiración?¿Cuál es la relación entre los sentidos y las formas de expresión artística? Uno de los propósitos de Hiriart es echar por tierra prejuicios e ideas equivocadas respecto al arte y la experiencia estética. Para hacerlo no recurre a frases eruditas de lo que uno de sus personajes califica como "las grandes vacas filosóficas", que suelen manchar las conversaciones con el "lenguaje dogmático y repugnante de las historias de la filosofía". Al contrario: el reto está en exponer sus ideas con claridad y sencillez.

El tercer volumen de Hiriart, también de ensayos, tiene por título El Arte de Perdurar. En sus páginas el autor se pregunta "por qué algunos autores, sin importar la medida de su talento, no alcanzaron el terreno movedizo de la fama y qué recursos han permitido que una obra se instale durante generaciones en la preferencia del público lector". Tal como señala la cuarta de forros, este volumen tiene, igual que El Agua Grande, formato de conversación: allí se dan cita lo mismo la argumentación serena que el ataque frontal. El punto de partida es una comparación entre las obras de Alfonso Reyes y de Jorge Luis Borges… y después compara a ambos con George Orwell. ¿en dónde reside la perdurabilidad de la creación artística? Se pregunta Hiriart. ¿Por qué hay autores que son muy leídos y otros que no? De ese libro se desprende la siguiente cita: "El placer de la conversación está en el detalle (…) Mientras más particular y concreto es el asunto, más vivacidad, interés y amenidad tiene la plática. Cualquier cosa, ya no digamos Shakespeare, hasta un refrigerador cobra interés si descendemos a los detalles de su funcionamiento". Es así, atendiendo a las minucias, como el escritor habla del tema que hoy nos ocupa. Pero no se piense que por específica su conversación es limitada: sus ejemplos van de los consejos de Da Vinci para retratar un diluvio, a la escuela californiana de la novela policiaca, pasando por la arbitrariedad de las reglas del fútbol. Debe ser que, como señala en otro de sus libros: "cualquier punto de la realidad, por humilde que sea, es un modo del universo y reproduce en sí los principios de la estructura universal".

Habrá que decir, además, que esta tríada de títulos no agota las búsquedas de Hiriart durante los últimos cincuenta años, el ensayista, dramaturgo y novelista ha combinado la literatura con otras manifestaciones artísticas: además de escribir siete novelas, tres largometrajes, dieciocho obras de teatro e incontables ensayos, Hiriart ha sido actor, ha incursionado en la pintura, la escultura y el grabado, además de probar suerte en la música con varios instrumentos musicales.

El arte siempre ha sido y será para un grupo pequeño que se interese en el tema, sostiene Hiriart en El Juego del Arte. No todos los que asisten a un museo saben apreciar las obras que allí se exhiben. Como ejemplo menciona un fenómeno que le parece insoportable: las selfies en los museos. "Me repugna la idea de un tipo que tiene atrás un cuadro de Rembrandt y él pone su carota para fotografiarse con el cuadro. Me da la idea de que son personas que no pueden disfrutar: la vida es fugaz, todo es fugaz. Como no pueden disfrutarlo en su fugacidad, intentan perpetuarlo. Por supuesto, no lo logran".

Otro concepto clave en El Juego del Arte es la crítica a la idea de "contemplación" entendida como una disposición especial para apreciar algo estéticamente. "La horrible palabrita es útil porque se aplica tanto a la música como a la pintura. Pero hay que estirar mucho el concepto para aplicarlo a la novela, al cine, al teatro o a la poesía" afirma en el libro antes de seguir dinamitando ideas preconcebidas: "cuando un ceramista está haciendo una olla ¿la contempla al mismo tiempo? ¿Y qué diremos cuando un bailarín da un paso de danza?"

Alguna vez le pregunté a Hiriart cuáles de sus libros creía él que perdurarán a pesar del tiempo, y me respondió: "Pocos libros míos se han traducido, el que más se ha traducido por mucho es Galaor, que es literatura para adolescentes, para niños. Ocupa un casillero allí". La respuesta cambió cuando le pregunté cuáles de sus libros le dejaban más satisfecho: "Pues ninguno, porque lo que lo hace a uno seguir escribiendo es la insatisfacción. Si tú dijeras ya llegué, ya hice esta maravilla, ya para qué escribes. En el arte, esa perpetua insatisfacción es lo que te lleva a tratar de hacer más y más cosas".

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