Los comicios regionales son considerados una prueba de resistencia para la gran coalición de la canciller alemana, Angela Merkel.
Los partidos de Baviera apuran ayer las últimas horas de la campaña para los comicios regionales de mañana en ese "Land", considerados una prueba de resistencia para la gran coalición de la canciller alemana, Angela Merkel.
Unos 9.5 millones de electores están convocados a las urnas para unos comicios en que se prevé que la conservadora Unión Socialcristiana bávara (CSU) perderá la mayoría absoluta y que el Partido Socialdemócrata (SPD), segunda fuerza del "Land", se verá rebasado por los Verdes. Son unos comicios de alto riesgo para el Gobierno de Merkel pese a que su Unión Cristianodemócrata (CDU) no concurre directamente a ellos, de acuerdo a la regla vigente entre el partido de la canciller y su hermanada CSU de no competir entre sí en las urnas.
Al partido bávaro, fuerza dominante en este próspero estado federado desde los años 60, los sondeos de las televisiones públicas ARD y ZDF le pronostican entre un 33 y un 35 % de apoyo, lo que será un duro golpe para una formación acostumbrada a las mayorías absolutas. Al SPD, socio en la gran coalición de Merkel, se le prevé un 12 % y quedaría así relegado a la tercera posición tras los Verdes, a los que se vaticina 19 %, un récord absoluto para esa formación en el "Land" más tradicionalista de Alemania.
Se estima que la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) entrará en la cámara regional con un 10 % de apoyo, el mismo porcentaje que se da a los Electores Libres -escisión de la CSU-, mientras que el Partido Liberal (FDP) quedaría en un 5.5 %. La CSU quedará abocada a buscar alianzas y, salvo sorpresas, no parece que vaya a tener suficiente con el FDP, partido con el que gobernó entre 2008 y 2013, único período desde 1962 en que los conservadores bávaros no lo hicieron en solitario.
Al margen de la esperada sacudida política en el organigrama bávaro, se espera que los comicios del domingo desencadenen algún sismo a escala nacional, pues la gran coalición entre la CDU/CSU y el SPD se selló en marzo tras un trabajoso proceso negociador y desde entonces ha estado salpicada por las amenazas de ruptura. El principal motor de los disensos ha sido el líder de la CSU y ministro del Interior, Horst Seehofer, de quien es pública su antipatía personal hacia Merkel.