LA COLONIA
Poca conciencia nos queda, en nuestros días, de haber sido un país colonizado. La historia de México hace un puente que une a la época indígena y la independencia, intentando ignorar la época colonial española que fue nuestra edad media. Pocos podemos mencionar algunos nombres de virreyes y mucho menos distinguir entre los que fueron buenos y los malos. En literatura, que es el tema que nos interesa, encontramos escasas obras y entonces podemos adivinar que ésta, en realidad, fue nuestra edad media.
La principal razón política es que, desde los reyes católicos, se le dio una especial importancia a la Inquisición que acostumbraba perseguir a todo individuo que no estuviera con los parámetros de la religión católica. Corrieron de su territorio a musulmanes y judíos, obligando a los que se quedaron en el territorio a la conversión; sin embargo, se pensaba que muchos de ellos no se habían convertido del todo y continuaban en sus rituales. Cualquier tipo de sospecha era suficiente para que las personas fueran a dar a las cárceles inquisitoriales para que posteriormente fueran ejecutados por el poder civil.
México hubo de sufrir del mismo fenómeno y era el motivo por el cual las personas se cuidaban de lo que decían. Esta es la principal causa de que no encontremos muchos textos interesantes en estos 300 años de nuestra historia; pero, sin embargo, hubo obras que perduran hasta nuestros días.
En el siglo XVI, Francisco Fernández de Salazar escribe: Tumulto imperial de la ciudad de México y 1554, donde hace una interesante descripción de la real y pontificia universidad de México, demostrando que desde un principio había una vida cultural y universitaria en la nueva España.
Lo que señorea este campo es el siglo XVII, que al igual que en España se da un siglo de oro representado primero por Juan Ruiz de Alarcón que vive durante un tiempo en la península ibérica y se relaciona con los escritores españoles. Es famosa su joroba en uno de los versos satíricos que le escriben. Su teatro tiene intenciones moralistas y didácticas.
La obra de Sor Juana Inés de la Cruz ha sido muy pocas veces superada y en su época fue la cumbre de la poesía barroca en el nuevo mundo. Una mujer a quien le gustaba el estudio y para poder hacerlo tuvo que buscar refugio en un convento. Es una de las primeras mujeres que defiende su derecho a pensar y a defender sus puntos de vista a través de la palabra escrita. Tiene múltiples poemas religiosos, amorosos y filosóficos.
Carlos de Sigüenza y Góngora, amigo de Sor Juana, también cuenta con una obra poética interesante, Además era historiador y arqueólogo.
Miguel de Guevara es conocido por un verso que se le adjudica: "No me mueve mi Dios para quererte".
En el siglo XVIII se hacen notar los humanistas mexicanos que son los jesuitas que fueron expulsados de los territorios españoles y fueron a dar a Europa donde presos de la nostalgia nos dejaron una obra con el rescate de la cultura indígena y las historias de sus propias órdenes en el territorio novohispano. Ellos Fueron: Diego José Abad, Francisco Javier Alegre, Francisco Javier Clavijero y Rafael Landívar.
Como ven, trescientos años son mucho para que solamente hayan brillado tan pocos escritores. No quiere decir que no existieran otros, pero desgraciadamente su obra no ha sido muy difundida.
Con la llegada de la Independencia, la crítica ante el sistema colonial no se hizo esperar. Es en el siglo XIX donde vuelve a darse el auge literario que acompañará a nuestras propias revoluciones y que podemos enmarcar dentro del romanticismo y las ideas liberales de la reforma, aunque del lado conservador también hubo plumas interesantes, como la de Lucas Alamán. En este siglo, el escritor era al mismo tiempo político y hasta maestro. La polémica entre las ideas o los ideales fue constante. Podemos comenzar con: José Joaquín Fernández de Lizardi y su "Periquillo Sarmiento" quien nos presenta una visión social de la época a través de un personaje que se mueve por los principales lugares de la nación.
ENSAYO SOBRE LA CULTURA Por: José Luis Herrera Arce
