Fabricar utopíasFabricar utopías
En los últimos artículos, me he preocupado por hablar de todas aquellas culturas que han cooperado para forjar la mexicana; algunos ni siquiera lo sabían, pero la realidad histórica es esa. Aún nos faltaría hablar de los judíos, que también convivieron con musulmanes y cristianos en España y la cultura oriental que vino a nosotros por el Pacífico y el puerto de Acapulco: la Nao de China. La migración del siglo XIX que tenía como destino el oro de California y que se quedó en el camino. En el caso de Torreón, en la época revolucionaria, esta etnia sufrió una masacre que se ha contado en varios libros y que los invito a que los busquen y lean. Recomiendo a Julián Herbert: La casa del dolor ajeno; y de Juan Puig: Entre el Río Perla y el Nazas.
Teniendo tanto material en nuestras minas culturales, tesoros que a medida que pasa el tiempo nos han dejado de interesar y por lo mismo no explotando sus vetas, conformándonos con pretender disfrutar de un imaginario modernismo donde lo único que cuenta es tener un poder económico que no sabemos cómo gastar, y simplemente nos hemos involucrado en la inercia de usar y desechar lo que todos los demás tienen y desechan. Ya se ha proclamado que vivimos la era del vacío: otro autor más para leerse, Gilles Lopovetsky. A las mujeres se les ha vendido la idea que la liberación consiste en no comprometerse con nadie y volverse alcohólicas o drogadictas. Los hombres también van perdiendo su compromiso con la edad adulta y evitan cualquier cosa que signifique cumplir con obligaciones; en primer lugar, mantenerse a sí mismo, en segundo, echarse a cuesta la vida de terceras personas como: Padre, Madres, Esposa, hijos y tender la mano a los amigos.
Al no haber rituales, se pierde el sentido de convertirse en adulto: Fumar no cuesta trabajo, el sexo no cuesta trabajo, tomar y drogarse tampoco lo cuesta. Eso no convierte a un adolescente en un adulto; y sin embargo, es la primera mentira que se creen. Al estado adulto se llega cuando se es independiente en todos los sentidos, principiando por el económico y cuando se aceptan los compromisos que suponen ser una persona social, de hacerte responsable de tus actos: El sexo es un placer y uno de los mayores placeres que puede tener un ser humano: por algo, así lo creo Dios o la naturaleza. El sexo no acaba en el orgasmo, tiene consecuencias y esas consecuencias son los hijos. Esa es la parte del paquete que ahora ya no se acepta. El aborto es evitar al hijo por no aceptar las consecuencias de haber tenido una noche de placer sexual. No se acepta el verdadero estado adulto, el ser padre, por lo tanto, no se ha conseguido la madurez. Nuestra sociedad está siendo gobernada por mentes adolescentes que ante todo evitan cumplir con sus compromisos, en todos los campos, y siguen siendo niños, dependientes, afectando al entorno familiar y social. Los juegos de policías y ladrones ahora se realizan con pistolas reales, porque la pistola, la metralleta, como la botella, la droga y el aborto, son los medios para imponerse a una sociedad que se ha vuelto inepta para enfrentar la cultura de la muerte y el vacío.
Nuestra generación es quien educó a esta sociedad y le dio todo tratándole de evitar el esfuerzo que la generación anterior a la nuestra tuvo que hacer para llegar a ser lo que fueron. Las nuevas generaciones desconocen los esfuerzos para construir imperios como Lala, La metalúrgica, Soriana, Cimaco y muchas otras industrias de menor nivel que le dan vida a nuestra región. También, desconocen lo que significó el algodón y la uva para una ciudad desértica, o no alcanzar a apreciar la importancia del cruce de dos líneas de ferrocarril para nuestra ciudad. Ahora, se me está ocurriendo, en donde está exactamente ese cruce, ese es el verdadero punto en donde nos parieron, tuvieron que existir esas dos líneas de ferrocarril para que la ciudad fuera lo que ahora es. Hasta ahora caigo en la cuenta que más que el torreón, es el cruce de las dos líneas de ferrocarril la que nos hizo. Ahí les dejo esa chamba a los historiadores de nuestra ciudad.
El año de 1898 fue el año más caótico de España: perdió Cuba, su última colonia en América. Un grupo de escritores tomó ese año para bautizar a su generación y comenzó a hablar de las grandezas que aún existían en España para devolverle su dignidad al español. Historia, filosofía y literatura se hermanaron.
En 1920, se le dio la oportunidad a José Vasconcelos de encabezar la secretaría de educación. Fue el fundador del muralismo mexicano, llenó de imágenes a la nación, como la Contrarreforma lo hizo en la religión católica, y les dio voz a los escritores y a los filósofos. Publicó los libros verdes, comenzó la razón de ser un pueblo alfabetizado que culminó en los cuarenta.
Estas son formas sencillas de comenzar nuevas utopías. Los invito a hacerlo, una vez más.