Vivir para la vida o para la muerteVivir para la vida o para la muerte
¿Para qué vives? La fe te dice que para vivir después de la muerte donde hay un paraíso terrenal y vas a ser feliz en la contemplación de Dios. No es el mundo de los sentidos porque no habrá sentidos; aunque hay ciertas religiones quienes creen que sí. A lo mejor, tampoco será un mundo donde la razón funcione porque no tendrás que razonar mucho, ya que todo se te dará. No quiero meterme en problemas de la fe, quiero partir de la suposición de que la vida se acaba con la muerte y el sentido de esta última es el sentido de la vida. Si hay una vida posterior me vendrá de añadido; además, para vivir esa vida posterior, tendría que comprender como debo de vivir esta forma actual donde existen los sentidos y la razón y una naturaleza que se encuentra alrededor y una sociedad de la cual dependo y que a la vez depende de mí y que a través de los siglos intentamos perfeccionar, pero no logramos. Para decirlo de otra manera, parto de que el primer cielo y que el primer infierno es lo que vivimos ahora; no es ningún Dios el que nos arroje a él, sino es nuestra máxima proeza y podemos conocer su desarrollo, en lo que comúnmente llamamos historia. Si el sistema educativo piensa que esto no sirve, para nada se equivoca, es la manera de comprender nuestro aquí y ahora; los errores y los aciertos que hemos cometido en este largo proceso de vivir para insistir en lo positivo y eliminar lo negativo.
Parto, pues, de la historia, con sus errores y sus aciertos. Terrenalmente, la sociedad ha ido en pos de imaginarios. Desde los griegos se diseñaban estados idealistas, en la Edad Media sucedió lo mismo. Los grandes conquistadores, desde Alejandro, pasando por Roma y después los estados imperialistas de Europa: Inglaterra, Francia, España Alemania, y actualmente, le incluimos los Estados Unidos. A esto le podemos agregar otros estados menores que se lanzaron a conquistar su mundo conocido: Teotihuacanos, Aztecas, Mayas, Incas, en nuestro continente. Los musulmanes en Asia que se expandieron hasta la península ibérica.
Ya sea por medio de la religión o por medio de la guerra, la política o la ideología, desde siempre se ha buscado el Estado Universal y único que uniformara el pensamiento del mundo; pretendidamente, el pueblo sería feliz al dejar que las castas superiores dirigieran su vida. Nunca se ha logrado esa mentada felicidad, aún seguimos experimentando. Mucho se ha mitificado a los sistemas con la publicidad demagógica, lo hizo Stalin y lo hizo Hitler, lo hace Estados Unidos y los musulmanes. Lo ha hecho la Iglesia, tapar la realidad con la palabra y hacer creer lo que no existe. Cuando los sistemas se vienen abajo, se pierde la credibilidad y va a ser muy difícil edificar una nueva proposición porque se pensará que nos están volviendo a engañar. No creo que la mayoría del pueblo mexicano piense que Morena sea la solución al problema de México. Aún así, algunos hemos aprendido que los sistemas totalitarios, como el comunismo ruso, son improcedentes, porque lo único que van a provocar es el atraso de la civilización. Para que exista la evolución, debe de haber un sentido crítico y una libertad de expresión; la Edad Media fue el atraso porque no se permitía disentir de ciertas verdades que resultaron ser falsas y nos tardamos mucho en comprender que la realidad era otra; y que defendió esa verdad se expuso que lo mandaran a la hoguera. Se pudo seguir adelante, cuando nos ganamos el derecho de criticar y de expresar la opinión; la tierra se mueve y no es el centro del universo, y a partir de esas verdades del Renacimiento, comenzamos a edificar la ciencia.
La ciencia misma parte de reconocer que no hay verdad absoluta. La teoría es una explicación de las cosas con los datos con los cuales se cuenta. Aún una teoría plenamente demostrada, con un nuevo dato, puede anularse: eso lo sabe quién ha estudiado física con todas sus variantes.
El primer principio que se impone es la posibilidad de criticar las verdades existentes y la libertad para expresar nuestras opiniones con el respeto humano requerido; por lo menos, eso es lo mínimo que nos ha enseñado la historia. El peligro que acecha es volver a la Edad Media y retroceder en el movimiento de la civilización.
Aquí surge un problema, el de la libertad. Esta es una palabra que ha sido manejada a la conveniencia de muchos, sobre todo en el liberalismo, el dejar hacer y el dejar pasar, que si lo llevamos a sus últimas consecuencias, es avalar la fuerza con la que se han impuesto los grupos de delincuentes de todos los tipos fastidiando la sociedad en donde surgen. Hay leyes; entonces, de qué modo hacemos concordar el mundo libre con las leyes, porque se supone que estas últimas son barreras para la primera. ¿Qué tipo de libertad es la humana? Decía Sartre que estamos condenados a ser libres. ¿Será?