Discriminación, racismo o desigualdad
Hace tiempo un programa de televisión escuche que en el año de 1950, para variar en nuestro país vecino Estados Unidos, procesaron a una señora de raza negra por no haber dado el asiento en un camión a un señor blanco. En ese país se agudizo por mucho tiempo la discriminación racial con respecto a la raza negra que en la actualidad ha avanzado un poco en la equidad, al grado de que ha logrado figurar dentro de puestos políticos, pero volviendo al pasado no pasa desapercibido que tal país siempre ha tenido tintes racistas y para colmo como podemos olvidar a la secta Ku Kux Klan mortal para nuestros paisanos.
Durante un tiempo aminoro un poco la discriminación y la cacería humana, pero para desfortuna de muchos países apareció la sombra de Trump. Si bien es cierto existen países en condiciones infrahumanas y en condiciones muy deplorables, pero no se vale la forma despectiva a que se refirió a los países de África, a El Salvador y a Haití.
En nuestro país pasa lo mismo, pero aquí no le llamamos racismo, ni discriminación es mucho más elocuente lo llamamos desigualdad económica, el fuerte frente al débil y vale decir que débiles equivale a millones de mexicanos en extrema pobreza.
Gerardo Rimada Salazar
Torreón, Coahuila.
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Urge cirugía mayor
Es evidente que nuestro gobierno no está funcionandop a favor del pueblo, pero si para una pri-vilegiada minoría. Es clara también la incapacidad para resolver los gaves problemas que nos asfixian.
Ante esto y mil cosas más llegamos a la conclusión de que es necesario un cambio radical y sustancial a nuestra forma de gobierno, real no solo en intención.
Posiblemente la desmedida necesidad de riqueza y poder, han hecho que los políticos busquen más su beneficio acaparando todos los recursos que se encuentran para acumular, generando de la noche a la mañana algunos políticos ricos y una gran mayoría de pobres sin ninguna oportunidad.
Si bien existen leyes para limitar que la riqueza se pague con impuestos y estos genere apoyos para las personas que tienen menos, la realidad es que quienes tienen grandes cantidades, iniciando con los políticos, se lleven sus riquezas a los paraísos fiscales para no reportar nada o con un buen grupo de abogados solo pagan una cantidad de risa y hasta piden su retribución.
Pero desgraciadamente nuestro país, como el enfermo que se acostumbra a vivir con su dolor y se oponer a que le hagan una intervención quirúrgica, se conforma con permanecer en las mismas condiciones. No falta el dicho “más vale malo por conocido que bueno por conocer” que ha frenado todo intento de cambio y se ha conformado con un gobierno que da “migajas”. Ante las posibilidades de hacer un cambio, México está ante esa disyuntiva.
Jesús Coronado
Torreón, Coah.