Poder contra Poder
“Madre, yo al oro me humillo/Él es mi amante y mi amado/ pues de puro enamorado/anda continuo amarillo”. Son éstos, los primeros versos de la famosa Letrilla satírica “Poderoso caballero es Don Dinero”, de Francisco de Quevedo y Villegas; y sus palabras, a más de 400 años de distancia en el tiempo, siguen vigentes (hoy más que nunca) en gran parte del mundo, dada innegable y relevante influencia del dinero en las relaciones sociales, políticas, religiosas y culturales. El Poder de cualquier índole está supeditado al dinero, a la riqueza material; por lo que, a decir de Andrea Gavio, quien se autodefine bloguista, no bloguera, “dinero, poder y vida en sociedad son manifestaciones de una misma cosa” (Blog: Educar con idiomas).
La mención del poema viene a cuento por la indefectible disputa que el dilema trae consigo, entre los distintos Poderes de la República, cuya autonomía había sido en las más recientes décadas una farsa, un mito, y que ahora, con el nuevo régimen se pretende reestablecer. “La línea es que no hay línea”, ha repetido incansablemente en sus discursos el nuevo Presidente; pero, una cosa son los dichos y otra los hechos; pues, esa “línea” (influencia) puede ser tan sutil que pase desapercibida a los ojos del ciudadano común, neófito en el conocimiento del intricando mundo de la política.
En pocos días de ejercicio presidencial, el Lic. Andrés Manuel López Obrador ha iniciado lo que él llama la Cuarta Transformación; proyecto de nación que, como muchos ciudadanos avizorábamos, no iba ser tan fácil de realizar, ya que un cambio de régimen implica un cambio en el establishment; y por obvias razones, la clase afectada en sus intereses se opondrían (como ya vemos que está sucediendo), dando lugar a una querella difícil de solucionar.
El proyecto de nación bien conocido por periodistas, politólogos y la clase empresarial, contiene cien puntos del Plan de Gobierno, dados a conocer a una multitud reunida en la plaza del zócalo el sábado 1° de diciembre, algunos de los cuales han causado más que urticaria a muchos empresarios y miles de trabajadores al servicio del Estado, por ejemplo el # 14 que dice: “Bajar los sueldos de los altos funcionarios y aumentar proporcionalmente los de los trabajadores de base y sindicalizados”.
Desde el momento en que se tomó la decisión de cancelar el NAIM, empezó a manifestarse inconformidad por parte de legisladores de la oposición y empresarios; luego los banqueros, por la iniciativa sobre las comisiones bancarias (que por cierto fue frenada por AMLO), y a una semana de haber tomado posesión el nuevo Presidente, hubo marchas a favor del NAIM y en contra del autoritarismo gubernamental, ¿organizadas y/o auspiciadas y por quién? No se sabe a ciencia cierta, pero lo cierto es que hay un reducido grupo opositor que está en plan de hacer fracasar todo lo que del Ejecutivo emane, y si para ello hay que comprar voluntades, no dude usted que así será.
Hoy por hoy, el conflicto estriba en la aplicación de la Ley de Remuneraciones a los Servidores Públicos mediante la cual se pretendía que ningún funcionario ganara más que el Presidente; sin embargo, la SCJN ha suspendido provisionalmente esta ley, en respuesta al trámite de supuesta acción de inconstitucionalidad interpuesta por un grupo de Senadores y la CNDH; por lo que la SCJN ha dispuesto que el Congreso de la Unión elabore el Presupuesto de Egresos para el ejercicio fiscal 2019 considerando los altos sueldos que hoy perciben. La pugna entre Poderes se antoja una pelea entre pesos pesados.
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
