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Frecuencia en metálico del bienestar

Locos por el dinero

Foto: Steve Johnson/Unsplash

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POR ÁNGEL MERÉ

Es menester transformar nuestras creencias para encaminarnos hacia una mentalidad distinta y conseguir una estabilidad, tanto a nivel emocional como material.

El dinero es estabilidad, un bien para remediar males, comodidad. Está presente en todas nuestras transacciones cotidianas, no es bueno ni malo. Comienza y concluye en una manera de intercambiar bienes y adquirir servicios y experiencias de valor.

Nos gusta tenerlo en la bolsa o en la cartera, ya sea en papel o en plástico. Atizados por nuestros sistemas de creencias, percibimos las cosas como caras o baratas. Todo mundo lo quiere, trabaja diario por él y con él de nuestro lado los estados de ánimo cambian. Para mantener una relación adecuada con nuestros recursos monetarios es importante identificar los estados emocionales y su relación con ese “poderoso caballero que hace propio al extraño”.

CREENCIAS

La forma de pensar a propósito de billetes y monedas se manifiesta se repite una y otra vez en la cabeza, incluso cuando la persona no repara en ello. Las palabras, ya sea que se pronuncien en voz alta o tengan la forma del pensamiento conllevan un efecto increíble en la vida, guardan el potencial para convertirse en realidad.

La carencia, por ejemplo, la aprendemos desde niños y anda junto a nosotros ya sea gritando o en silencio. Es menester transformar nuestras creencias para encaminarnos hacia una mentalidad distinta y conseguir una estabilidad, tanto a nivel emocional como material. Si tenemos ideas recurrentes y negativas sobre nuestra situación financiera, se creara una frecuencia magnética débil a la hora de atraer al metálico y habrá problemas.

Es importante prestar atención al sentimiento que se genera cuando se cobra, en especial cuando el ingreso resultante es mucho, también cuando se pagan deudas. ¿Qué siento y qué pienso cuando tengo dinero? Si es un requisito para sentirme pleno, el gusto por el dinero está demostrado, y su contraparte, no tenerlo, es causa de enojo.

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Foto: Archivo Siglo Nuevo

Rostros nada amables de la cuestión son cosas como la tristeza surgida al no poder comprarle a los hijos lo que piden o disgustos relacionados con la tarea de cobrarle a alguien. La otra cara de la moneda nos muestra el gozo de poder comer en cualquier restaurante sin estar pensando en la cuenta o el triunfo de cumplir la meta de ahorro o tener efectivo para poder realizar un viaje soñado.

Alcanzar la libertad financiera, enseñan los promotores de la afirmación positiva, funciona igual que una corriente eléctrica. A mayor cantidad de recurso en nuestra cuenta, más fuerte es el magnetismo que ejercemos sobre las divisas. Otra forma de ponerlo es que mientras algunas personas parecen atraer fácilmente el pecunario don a sus vidas, otros trabajan ocho desgastantes horas al día y llegan a la quincena no sin grandes esfuerzos.

El expresidente uruguayo, José Mujica dijo que cuando tú adquieres algo el instrumento es la plata con la que tú estás comprando, pero en realidad estas comprando con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Lo ideal es darse un tiempo libre para cultivar los afectos, la familia, el cariño, los hijos, los amigos; tiempo para mirar el atardecer en lo más alto de la ciudad, para la felicidad humana. La idea es no dejarnos llevar por el materialismo desmedido.

EMOCIONES

Todas las decisiones de dinero, inversiones y similares tienen un componente emocional detrás que es necesario decodificar y entender, hay que ser conscientes de ello.

En cada círculo social existen personas, amigos o familiares que vibran en la frecuencia mental de la carencia, siempre están pensando que no hay suficiente en la cartera y suelen repetirlo a diario, lo repiten tantas veces que eso es lo que generan, más estados de carestía.

Inmersos en ese espectro pierden, desde billetes hasta propiedades; se les va en malas inversiones; gastan en nada; el banco les cobra intereses altos; los pagos que les corresponden no les llegan o se los retrasan demasiado.

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Foto: Ben White/Unsplash

Por si lo anterior fuera poco, cada que van a comprar todo se les hace demasiado caro y el miedo a perder su efectivo es tan grande que cuando al fin ven la bolsa vacía, ignoran que sus pensamientos jugaron un papel importante en la tragedia.

Analizar nuestros pensamientos sobre el dinero y revisar si la mayoría de las frases que más repetimos son negativas es el primer paso para introducirnos en un flujo constante de viabilidad financiera. Luego, procede crear una expresión positiva y repetirla cuantas veces sea posible. Al principio, controlar nuestros sentimientos no será sencillo, pero perseverar en la adopción de una actitud distinta resulta indispensable si la meta es hacernos con el control de nuestros ingresos, gastos, deudas, ahorros e inversiones.

DINERO Y FELICIDAD

El mejor método para ser felices es invertir en los demás, afirma el estadounidense Michael Norton, psicólogo de la escuela de negocios de la Universidad de Harvard. Si donamos o gastamos nuestro dinero ya sea con desconocidos, familiares, personas cercanas o una organización, ya sea de ayuda o lucrativa, posiblemente no recibamos lo mismo que estamos dando (dinero), pero a cambio estaremos generando y captando emociones positivas como gratitud, alegría, orgullo o felicidad, emociones que mudarán en experiencias positivas a almacenarse en la memoria a largo plazo. Con el paso del tiempo esos recuerdos permitirán experimentar otras emociones positivas.

No es inusual toparse con individuos que deslumbran al manifestar su alegría, su serenidad, una vibración cercana a los 540 hertz. En esa frecuencia el dinero les llega y esto se ve reflejado inmediatamente en sus bienes y su estilo de vida, cuentan con libertad financiera.

Visualizar es obtener. Un requisito elemental es tener la visión de lo que deseamos atraer a nosotros, esto aplica para los ámbitos personal, de pareja, familiar, profesional, espiritual, social y económico.

Según Jacque Fresco, pionero en la ingeniería de los factores humanos, el mundo es lo suficientemente rico en recursos naturales y energía. Ello, unido a la tecnología y la aplicación de métodos científicos, debería cubrir sin problemas las necesidades básicas de la población mundial.

En el plano individual, la 'frecuencia' adecuada para aprovechar el escenario es aquella en la que nos comprometemos a desarrollar nuestro potencial y a alcanzar el más alto bienestar.

CONTACTO: angelmere18@hotmail.com

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