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La memoria de una institución

El banco de Coahuila en Torreón es un testimonio de la pujanza de toda una región

Identidad. En la imagen el desaparecido edificio del Banco de Coahuila, en Torreón, estaba en la esquina suroeste de avenida Hidalgo con calle Zaragoza.  (Colección de Antonio de Méndez Vigatá). (CORTESÍA)

Identidad. En la imagen el desaparecido edificio del Banco de Coahuila, en Torreón, estaba en la esquina suroeste de avenida Hidalgo con calle Zaragoza. (Colección de Antonio de Méndez Vigatá). (CORTESÍA)

DOMINGO DERAS

Reza el texto de las antiguas acciones del Banco de Coahuila que fue expedida el 9 de junio de 1897, la concesión para su funcionamiento de parte del entonces Secretario de Hacienda, José Ives Limantour, el mago de las finanzas del porfiriato quien por primera vez lograra en décadas de crisis financiera un superávit en la economía nacional.

Entre sus fundadores se encontraban importantes hombres de negocios que eran propietarios de diversas firmas comerciales, industriales y agropecuarias en Coahuila, como el inglés Guillermo Purcell, Praxedis de la Peña, Dámaso Rodríguez García, Henry Mass, Rómulo Larralde, Manuel Maso, Marcelino Garza, Crescencio Rodríguez García y Francisco Narro Acuña.

Esta firma bancaria abrió sus puertas al público en 1897. Por sus eficiencia y seriedad, pronto logró conquistar la confianza del público logrando el incremento del número de sus cuentahabientes y acreditados, ante su vertiginoso crecimiento aperturó sucursales en diversas poblaciones de Coahuila. Fue así como esta organización financiera tuvo gran aceptación y progresó.

Consecuentemente se abrieron las sucursales del Banco de Coahuila en Torreón, Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras), Monclova, Parras de la Fuente, Matamoros de La Laguna, Cuatro Ciénegas, Viesca y Sierra Mojada. La oficina matriz fijó, desde un principio, su sede en la ciudad de Saltillo.

Los dinámicos y visionarios accionistas del Banco de Coahuila, conjuntaron criterios, decidieron erigir un magnífico y gran edificio en Saltillo que estuviera acorde a la expansión del mismo. Se contrataron los servicios del eficiente y creativo arquitecto norteamericano Alfred Guindó, quien diseñó con estilísticos trazos, los planos de la construcción compuesta de planta baja y tres pisos superiores.

La magna edificación de la firma bancaria fue levantada sobre una pequeña manzana en el centro histórico de la capital de Coahuila. El historiador saltillense, Lucas Martínez Sánchez, señala que estaba rodeada por las calles Victoria, Juárez, Allende y Morelos.

En la década de los sesenta del siglo pasado, este gran edificio de elegante diseño arquitectónico fue demolido y desapareció del paisaje urbano saltillense, en la actualidad ahí funciona una sucursal bancaria. La misma trágica suerte corrió el edificio del Banco de Coahuila en Torreón, los posteriores propietarios del inmueble decidieron sustituirlo por una moderna construcción de concreto insulsa y horrorosa, pereció entre la pala y el zapapico en la primera mitad del siglo XX.

Ambas edificaciones se esfumaron entre los humos de la historia, sobreviven en antiguas fotografías, así como en los textos de los cronistas.

LA SUCURSAL EN TORREÓN

Al finalizar el siglo XIX, la entonces Villa de Torreón poseía una rica economía que destacaba en el ámbito nacional, lo que provocó la llegada de más inversionistas nacionales y extranjeros, ávidos de abrir algún negocio que les diera sustanciosas ganancias y bienestar. Eran los tiempos en que en Torreón nacieron muchas fortunas.

Donde hay riqueza hay mucho dinero. Y donde hay mucho dinero circulan miles y miles de monedas y billetes. La paz porfiriana detonó el crecimiento y desarrollo de la banca. En Torreón, como aconteció en otras ciudades de México, se hizo impostergable la aparición de los bancos para que a sus habitantes se les proporcionaran los servicios de ahorro, inversión y préstamo. Fue así como los principales accionistas del boyante Banco de Coahuila, decidieron abrir una sucursal en nuestra ciudad, los tiempos de bonanza así lo demandaban

En la esquina suroeste del crucero de la avenida Hidalgo con calle Zaragoza, donde estuvieron después la Casa Buchenau y El Palacio de las Telas, se mandó construir la sucursal del Banco de Coahuila en Torreón. Su frente daba a la última de las citadas arterias. Era un edificio compuesto de dos pisos construido con ladrillo, su fachada tuvo marcos de cantera en sus puertas y ventanas, estas últimas lucían recios herrajes. El historiador Eduardo Guerra, en su conocido libro Historia de Torreón, escribió que sus oficinas fueron inauguradas el 1 de abril de 1898.

Sobre la puerta de acceso y en la parte central del segundo piso, tenía un balcón sobre el que destacaba en su parte superior el remate de su frente en trazo triangular que en su base y tallada en cantera, lucía su razón social: Banco de Coahuila. Su vecino contiguo era el Hotel París que llegaba hasta la esquina y daba vuelta por la avenida Ferrocarril (después Iturbide y hoy Presidente Carranza), tuvo un restaurante muy acreditado y concurrido, parte de su frente daba a la antigua estación ferroviaria de Torreón.

Pablo Luna Herrera en su texto sobre la historia del Banco de Coahuila, refiere que al triunfo de la segunda toma de Torreón por parte del ejército villista, el 2 de octubre de 1913, el Centauro del Norte exigió un préstamo forzoso para la causa por ochenta mil pesos a todos los bancos establecidos en esta ciudad; entre ellos al Banco de Coahuila.

Funcionarios en Torreón

Entre los principales directivos y empleados que fueron nombrados para atender la sucursal del Banco de Coahuila, en Torreón, figuraron: Gerente: Rodolfo J. García; Contador, Agustín de Aldama; y cajero, Pedro López Negrete. Asimismo fue designado como Consejero Consultor, el acaudalado agricultor y militar con grado de coronel, Carlos González Montes de Oca.

El coronel González Montes de Oca era nativo de Viesca. Peleó contra las fuerzas invasoras de Napoleón III durante la Segunda Intervención Francesa en México (1862-1867), fue un exitoso agricultor del ramo algodonero en su hacienda La Concha (hoy ejido del mismo nombre), logró riquezas y cultivó amistad con Porfirio Díaz. Ejerció el cargo de presidente municipal de Torreón.

Fue propietario del desaparecido Hotel San Carlos en el sector Alianza y del Hotel Salvador, el edificio de este último aún lo podemos apreciar en la esquina sureste de avenida Hidalgo y calle Zaragoza, llaman la atención su fachada de cantera y sus techos color rojo; ha sido alterada su arquitectura original y luce muy descuidado.

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Escrito en: banco de Coahuila

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