Se dice muerto, no moridoSe dice muerto, no morido
Es una de nuestras costumbres mexicanas más conocidas en el mundo: la celebración del Día de Muertos. Desde antes de que los españoles tuvieran la ocurrencia de conquistarnos, nuestros antepasados ya tenían sus propias celebraciones para recordar a los "difuntitos", como ha quedado evidenciado en el calendario mexica, donde están plasmadas diferentes fechas para este tipo de celebraciones.
Luego, llegaron los evangelizadores y nos repartieron "evangelizazos" - palabra inventada - a todos; así se fue estableciendo la fecha de celebración el dos de noviembre, aunque ya sabe usted que en realidad son dos días: el primero y el segundo de noviembre, ya que el primero es el Día de Todos los Santos y el segundo es el Día de los Fieles Difuntos.
Al final, se combinaron las creencias espirituales y religiosas para crear esta celebración que sigue hasta nuestros días, si acaso cada vez con mayor fuerza. Del Día de Muertos hay mucho de qué hablar. Por ejemplo: de la costumbre de hacer un altar de muertos para recordar a nuestros seres queridos, o de la tradición ancestral de usar la flor de cempasúchil -también cempasúchitl- como guía para indicarles a las almas el rumbo que deben tomar para llegar al hogar, gracias a su brillante color que simboliza el resplandor del sol, origen de todo para nuestros antepasados.
La fascinación por los temas mortuorios, o sea, de la muerte, nos permite a los mexicanos disfrazar el miedo que realmente nos da el hecho de que a la "huesuda" se le ocurra un día venir por nosotros y llevarnos al más allá… y se nos "frunce" hasta el entrecejo nada más de pensarlo, aunque sepamos bien que si algo tenemos seguro en esta vida, es la muerte.
Todas estas costumbres y formas "amables" de ver a la muerte con humor también nos estimula nuestro ingenio y en el idioma surgen frases simpáticas y a veces un poco pícaras sobre el escabroso tema.
Las frases más comunes son las que usamos para decir que alguien se murió: "Ya se lo llevó la flaca"; "ya colgó los tenis; "ya entregó el equipo" o "ya chupó faros", son buenos ejemplos. "El muerto al pozo y el vivo al gozo", es una de estas frases que critica a los que olvidan muy pronto al fallecido y se preocupan más por los beneficios que recibirán, como una buena herencia, por ejemplo. Otra frase parecida es: "el muerto a la sepultura y el vivo a la travesura".
Otras frases en las que incorporamos a la muerte son: "El muerto y el arrimado, a los tres días apestan". "A mí que ni me cuelguen ese muertito". "No estaba muerto, andaba de parranda". "De gordos y tragones están llenos los panteones". "Te haces como la mamá del muerto, haces que lloras para no dar café". "Buen amor y buena muerte, no hay mejor suerte".
Si de algo podemos estar seguros, es de que: "en este mundo matraca, de morir… ¡nadie se escapa!".
¿Qué otras frases de muertos conoce usted?
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: donjuanrecaredo@gmail.com. Twitter: @donjuanrecaredo.
ME PREGUNTA:
Saraí Hernández: ¿Cómo se le llama a una persona que sabe leer y escribir, pero que no le gusta leer?
LE RESPONDO:
No lo sé. No creo que exista tal palabra.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:
Nunca vayas a consultar con un médico cuyas plantas en la sala de espera estén secas.