Siglo Nuevo

Libros con brillo artesanal

Lecturas hechas a mano

Foto: Frailejón Editores

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REDACCIÓN SIGLO NUEVO CON INFORMACIÓN DE PATRICIA PERNAS

Ofrecen ediciones pequeñas y limitadas. Su materia prima es natural, cosen y arman cada pieza en talleres artesanales, como se hacían los libros en siglos pasados.

Obras modernas con hechura antigua, de corte artesanal, tal es la apuesta de editoriales independientes como la colombiana Frailejón Editores (FE) y de la guatemalteca POE.

El lema de la primera es “Libros para la sed del espíritu”, y promete a los lectores productos tanto buenos como bellos. En esta empresa están convencidos de haber dado con una fórmula adecuada para que perdure el gusto por el libro frente al embate de los archivos digitales: que el lector pueda tomar en sus manos ediciones pulcras, cuidadas, y disfrutar contenidos interesantes, lecturas que una vez agotadas no dejen dudas sobre sus beneficios, empezando por el buen sabor y utilidad.

Si las palabras son el elixir de la vida, razonan en FE, ellos proveen volúmenes hechos con pasión y delicadeza.

Ofrecen ediciones pequeñas y limitadas, literalmente hechas a mano. Su materia prima es natural, cosen y arman cada pieza en talleres artesanales, como se hacían los libros en siglos pasados, días en que poseer uno estaba al alcance de unos cuantos privilegiados. Aspiran a que sus clientes sientan justo eso, el privilegio de tener en las manos una lectura de calidad elaborada sin medios mecánicos.

El desafío consiste en provocar en el lector un deleite sutil al aprehender con sus sentidos las peculiaridades irrepetibles de sus publicaciones. Las solapas, por ejemplo, lucen tela estampada cuyo colorido compone mosaicos con motivos florales o arabescos. Para las páginas se utiliza papel importado.

CREADOR

El fundador de este proyecto editorial es Iván Hernández Arbeláez, nacido en Ibagué, municipio ubicado en el centro-occidente de Colombia. Durante 25 años trabajó como docente de Literatura en la Universidad de Antioquia. Luego, impartió talleres de escritura creativa. Su currículum incluye una experiencia como editor de la que extrajo su inclinación por hacer libros.

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Foto: Frailejón Editores

En Frailejón Editores depositó su deseo de que los pensamientos, hechos composición poética o narración, de autores clásicos y contemporáneos coincidan con el lugar destinado a albergarlos. También se cuida el criterio nutricional de las lecturas.

FE tiene ocho colecciones: Arco Iris, SiempreViva, Abril, Navidad, Mientras Espero, Letras Mayores y Mi Libro.

En su haber hay una antología poética de Piedad Bonnet y el Colofón del escribiente de Juan Manuel Roca. El contenido de las obras fue seleccionado por los autores, además firmaron de puño y letra las ediciones.

La relación de opciones incluye, entre otros títulos destacados, Conversación a oscuras de Horacio Benavides, que aborda el tema de la guerra en su país y al que la editorial define como “un libro terrible y hermoso”, Premio Nacional de Poesía 2013.

Los tirajes de FE, empero, son reducidos y algo más costosos que los productos de las casas editoras más conocidas.

OBRAS

Con el sello de Frailejón hay más de 40 títulos publicados, el 75 por ciento de los elementos de su inventario fueron escritos con el español como idioma original, cerca de la mitad pertenece a autores contemporáneos.

Su fundador recomienda los siguientes títulos: El Dorado. Caminatas. Apología del ocio, de Robert Louis Stevenson; Cantares gallegos, edición bilingüe, de Rosalía de Castro; Signos, de José Manuel Arango, y Conversación a oscuras.

La empresa ha publicado Breve tratado de pintura del poeta portugués Nuno Júdice, con páginas trazadas a modo de edición bilingüe, y El alienista de Machado de Asis. Es posible encontrar en sus anaqueles a autores como O. Henry o José Manuel Arango.

Esta editorial independiente de Medellín considera que su producto impacta, en especial en las ferias de libro. Si las ventas se correspondieran con las personas que visitan el stand y dicen que les gustan muchísimo los libros, expone el fundador de FE, las ventas serían millonarias.

El objetivo es consolidarse poco o poco, seguir con los tirajes pequeños, con piezas elaboradas de modo artesanal. Para ello, cuenta con el apoyo de escritores que ceden sus obras sólo por el interés de participar de este esfuerzo.

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El editor de Pequeña Ostuncalco Editorial, Wilson Loayes. Foto: EFE/Esteban Biba

POE

La poesía llegó a casa de Wilson Loayes hace unos años. Rompió su puerta y registró los cajones de su vida para quedarse. Desde sus raíces fue tejiendo el ser y el sentir de este poeta maya mam que ha creado a POE: una pequeña editorial que confecciona poemarios a mano.

Wilson (San Juan Ostuncalco, 1991) es un artesano de la palabra que habla con el corazón. Entre decenas de ejemplares de colores cuenta cómo nace y se hace un libro. Hace casi tres años que su proyecto, una editorial alternativa que da voz a los desconocidos, vio la luz.

"Aquí encontrarás cosas únicas", repite una y otra vez. Y empieza a sacar de los estantes de su puesto en la Feria Internacional del Libro de Guatemala, a donde acude por segunda vez, poemas de autores locales en varias lenguas. Todos son bilingües, entre el mam, el quiché, el kaqchikel o el español. También hay uno en inglés.

Son únicos. Como una antología poética en maya mam y español del sacerdote, escritor, poeta y ensayista argentino Hugo Mujica. Su "maestro", ese al que un día le propuso, con algo de miedo, dar a conocer su obra en los idiomas originarios de Guatemala. El religioso quedó encantado.

Otros autores y títulos son menos conocidos, se trata de creadores locales y emergentes de más de una veintena de pueblos de todo el país. A simple vista se destaca Arde Babel, de Camila Charry Noriega.

Entre estos libros de poesía tejidos a mano se cuelan algunos de narrativa, como 'Olvido en la Resistencia', de Balam Say, o un volumen infantil que cuenta la historia de San Juan Ostuncalco.

EDGAR ALLAN

POE es una propuesta emergente de gestores culturales y promotores de literatura en Guatemala que vive por la ilusión y el amor de un grupo de amigos y que se va expandiendo "poco a poco".

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Wilson Loayes sostiene un libro publicado en español y el idioma Mam. Foto: EFE/Esteban Biba

"¿Dónde los imprimes?". "En casa. Tenemos una impresora". Lo dice con tanta firmeza y sencillez que parece fácil hacer un libro. Después de unos segundos reconoce que al principio las portadas se despintaban, perdían ese arcoiris natural diseñado por artistas locales.

Los productos de POE son caseros. Hechos a mano por creadores del pueblo. Wilson mismo diseñó el logotipo. Nada que ver con el estadounidense Edgar Allan Poe, uno de los maestros universales del relato corto.

"Todos lo piensan, pero hay otra explicación", dice con una risa pícara. Las iniciales POE quieren decir Pequeña Ostuncalco Editorial, en honor a su pueblo; el cuervo es el nahual de su aldea, y los tres tambores son el nombre en lengua mam: colina de los tres tambores.

"Pero también se puede pensar que es la Editorial de Edgar Allan Poe". Wilson es un poeta indígena sencillo, sarcástico y honesto que regala su voz y su sabiduría tal y como se la entregaron sus abuelos.

En otra faceta relacionada es fundador del Club de Poesía de Ostuncalco y de un certamen poético del mismo nombre cuyo fin es motivar a jóvenes de su pueblo.

MUESTRA

Del interior de una pequeña mochila saca un libro que huele a húmedo y que estaba "empezando a pudrirse" cuando lo halló hace unos días: Como nos lo dejaron los abuelos. Una ofrenda convertida en palabras que habla de una región, la suya, llena de magia gracias a una herencia que hay que cuidar.

Esta obra, primer premio en el Certamen Centroamericano de Poesía Aquí Estamos Todos en el año 2014, no tiene nada que ver con lo que escribe ahora. Señala otro de la estantería, uno para nada voluminoso con una imagen de un gato de colores: Sin vos, con voz.

Es un poema que recorre caminos clandestinos. A lo largo del corto trayecto habla de un amor prohibido mediante una escritura visceral en la que se pregunta a qué huelen el olvido y el sexo.

Wilson, un joven de rostro humilde, sueña con la poesía, esa que descansa en POE, sobre la colina protegida por el nahual.

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