Funcionarios británicos anunciaron ayer que han acusado a dos presuntos agentes de la inteligencia militar rusa de envenenar con una neurotoxina al exespía Serguei Skripal y su hija Yulia en Salisbury, Inglaterra, pero existen escasas esperanzas de llevarlos ante la justicia. La primera ministra TheresaMay dijo al Parlamento que según los servicios de inteligencia británicos, los dos eran oficiales del servicio de inteligencia militar ruso GRU. May dijo que el ataque “no fue una operación por cuenta propia”.