La Unión Europea y Mé xico cerrarón un pacto que moderniza su tratado comercial. Foto: EFE/Olivier Hoslet
La actualización del Tratado responde a necesidades en sectores y aspectos como telecomunicaciones, Pymes, actividad mercantil, desarrollo sustentable y legalidad, entre otros.
El 2020, se estima, entrará en vigor el modernizado Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación (Acuerdo Global México-Unión Europea). Las negociaciones de esta actualización iniciaron en junio de 2016 y concluyeron en abril pasado.
El propósito de esta reedición corregida y aumentada es fortalecer el diálogo político, incrementar los flujos comerciales y de inversión, así como acentuar la cooperación técnica y científica entre los socios.
Bajo esas directrices el Tratado de Libre Comercio entre el país norteamericano y la organización de naciones del Viejo Continente se condujo por tres vertientes: la ampliación del convenio, el fortalecimiento del mercado conjunto y de las opciones para los inversionistas, así como una adecuación del texto a través de la inclusión de capítulos y sectores.
El TLC entre mexicanos y europeos (TLCUEM) entró en vigor en julio de 2000 y lo suscribieron Ángel Gurría, en ese entonces secretario de Relaciones Exteriores del presidente Ernesto Zedillo, y los representantes de 15 Estados de Occidente.
Desde entonces, el documento rige las relaciones de libre comercio entre esos 16 socios.
Para el territorio situado entre los ríos Suchiate y Bravo representó firmar un acuerdo comercial con el mayor bloque económico del mundo (actualmente consta de 28 países).
AMPLIACIÓN
A 16 años de distancia, el principal objetivo de los negociantes consistió en adaptar el TLCUEM a las transformaciones de las tecnológicas y del comercio a ambos lados del océano Atlántico, de modo que sea posible acrecentar el comercio y las inversiones, al tiempo que se estimula el intercambio de conocimientos y procedimientos; otro beneficio pasa por fomentar y fortalecer el diálogo político.
La Unión Europea y México celebraron la séptima ronda de negociaciones el pasado 21 de diciembre de 2017 para modernizar su acuerdo de asociación conocido como Acuerdo Global, en vigor desde 2000. Foto: EFE/Aris Oikonomou
Luego de 10 rondas de negociación se conciliaron posturas en todos los temas sustantivos. Se prevé que el arreglo entrará en vigor hasta inicios de la próxima década por el camino legal que todavía debe recorrer en cada nación.
Los cambios introducidos implican una extensión sustancial, esto se traduce en novedades como una mayor apertura del mercado de productos agroalimentarios.
Los negociantes afirman que se fortalecerá la certeza de las inversiones de las economías participantes a través de mecanismos novedosos para la solución de controversias entre inversionistas y Estados. En otro frente se definieron disposiciones para garantizar protecciones a los productos emblemáticos así como el reconocimiento de las artesanías obtenidas a través de métodos tradicionales de México.
El texto incluye nuevos capítulos, uno dedicado a las pequeñas y medianas empresas pretende facilitar su incorporación a las transacciones internacionales; otra regulación en el tema de comercio y desarrollo sustentable está enfocada a promover el uso eficiente de los recursos y el cuidado de la biodiversidad; también hay un apartado denominado Anticorrupción y fue incluido para fomentar la cooperación y mejores prácticas comerciales.
El texto original del TLCUEM contiene 11 divisiones con tópicos como acceso a mercados, reglas de origen, normas técnicas, normas sanitarias y fitosanitarias, salvaguardas, inversión y pagos relacionados.
Otras partes tienen que ver con comercio de servicios, compras del sector público, competencia, propiedad intelectual y solución de controversias.
La actualización del Tratado responde a necesidades en sectores y aspectos como telecomunicaciones, Pymes, actividad mercantil y desarrollo sustentable, legalidad, entre otros.
ACIERTOS
Uno de los éxitos, según un reporte elaborado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, es que se liberalizará el 86 por ciento de los productos agrícolas y pesqueros. Hablamos de artículos como jugo de naranja, jarabe de agave, espárragos, barquillos, jaleas, compotas, mermeladas, despojos de animales, cereales, harinas de arroz, harina de centeno, y demás mercaderías comestibles que no se contemplaron en el texto original.
Uno de los cambios al tratado con la Unión Europea sería la flexibilidad en el uso del nombre comercial de algunos quesos. Foto: Notimex/Carlos Pacheco
En el TLCUEM modernizado se reforzaron los lineamientos en materia de propiedad industrial y derechos de autor. Se discutieron e incorporaron, por ejemplo, secciones de patentes, marcas, derechos de autor, indicaciones geográficas, diseños industriales y secretos comerciales.
Los compromisos en este sentido ya habían sido refrendados en el documento firmado a principios del nuevo milenio toda vez que se estableció una protección de derechos de propiedad intelectual a un nivel similar al recomendado por la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Otro aspecto sobresaliente es que las partes conservaron “la regla de origen de 60 por ciento de valor de contenido regional como mínimo para que los automóviles nuevos comercializados bilateralmente gocen de arancel cero”.
Según los analistas del CEFP, el acuerdo posiciona a México como país exportador y fortalece su comercio internacional bajo una estrategia de diversificación de mercados. Se trata de una acción indispensable que maneja incentivos para mantener esquemas de competitividad y busca paliar la incertidumbre generada por la postura proteccionista del presidente estadounidense, Donald Trump.
La ampliación del convenio, además, abre la oportunidad para que en territorio mexicano se desarrollen aspectos como la logística en transportes multimodales y le otorga al país mayor fortaleza a nivel de comercio bilateral con cada uno de los Estados europeos que suscribirán el documento.
El TLCUEM renovado, concluyen los analistas, abre nuevas oportunidades y retos para diversos productos, en especial para el sector agroalimentario; robustece la protección a los artículos emblemáticos de la nación y garantiza el nombre de marcas y artesanías tradicionales originarias de México. Esto se traducirá, pronostican, en una mayor presencia en el Viejo Mundo.
Estados Unidos inició una guerra comercial al imponer aranceles al acero y alumino. Foto: EFE/ Friedemann Vogel
ÚLTIMA ETAPA
El trabajo que resta por hacer se centrará en completar los detalles técnicos. Se espera que la redacción final esté lista antes de que concluya el 2018, luego vendrá la revisión legal de lo que allí se asiente.
Una vez que reciba el visto bueno, el texto será traducido a 16 idiomas y vendrá su aprobación por parte de los ministros de comercio de los miembros de la UE. Luego se turnará al Parlamento Europeo donde los 751 diputados electos deberán votar; enseguida, el TLCUEM será ratificado por los Parlamentos nacionales. En México, sólo tendrá que ratificarlo el Senado. Debido a este proceso se estima que el Tratado entrará en vigor en 2020.
El acuerdo original contenía una “cláusula evolutiva” por la cual los socios podían ampliar la cooperación, mediante consentimiento mutuo, con objeto de aumentar los niveles de colaboración y completarlos a través de extensiones relativas a sectores o actividades específicas.
Desde el 2000, la Unión Europea y México precisaron que debía establecerse un diálogo político reforzado tras considerar que se trata de un “elemento fundamental del acercamiento económico y político”.
Ese diálogo se centraría en temas de interés común y estaría orientado a abrir la vía de nuevas formas de trabajo conjunto en favor de objetivos comunes, con énfasis en los ámbitos de paz, seguridad y desarrollo regional.
