Potente. El nicho de las SUVs pequeñas, también conocidas en términos técnicos como B-SUVs. (EL UNIVERSAL)
Es de llamar la atención que en un mercado automotriz que se ha venido contrayendo considerablemente en el primer semestre del 2018, existan segmentos que crecen de forma por demás saludable y por obvia consecuencia, las marcas que compiten en este mercado hayan volcado su interés en el nicho de las SUVs pequeñas, también conocidas en términos técnicos como B-SUVs.
El caso no es ajeno para la marca del grupo Volkswagen, que se dio a la tarea de desarrollar en su centro de diseño en Martorell, España, bajo la dirección de Alejandro Mesonero Romanos, director mundial de diseño para SEAT, un modelo destinado a cubrir las necesidades de este segmento creciente. Así nació el nuevo SEAT Arona, de interesante propuesta, equipamiento y por supuesto, precio.
En palabras de Edgar Casal, director de la marca en México, "con el reciente lanzamiento de Ateca, SEAT dio entrada a su participación en este peleado segmento en el que ahora insertamos el Arona como modelo de salida para estos autos de corte familiar tan requeridos en la actualidad". Con esta oferta, la marca espera hacer frente a modelos de la competencia como el KIA Soul, Suzuki Vitara, Nissan Kicks y Renault Captur, así como el Mazda CX-3.
Ahora que se menciona el término, me veo obligado a abundar en la definición: Un vehículo familiar debe ser de equipamiento adecuado para facilitar los trayectos largos: aire acondicionado eficiente, conectividad para todo tipo de dispositivos, un buen espacio interior y capacidad de carga considerable al interior del maletero. El aspecto de la ingeniería aplicada en su mecanismo lo tocaremos más adelante, para darle la atención adecuada.
La optimización en el consumo es importante, como parte de un total integral que pueda inclinar la decisión de compra, pero se puede poner de lado para preferencia los aspectos de seguridad del modelo: nadie quiere subir a su familia en un auto que no sea seguro.
Experiencia familiar. La prueba que ofreció el equipo de la marca, se llevó a cabo en la península de Yucatán; más específicamente en el tramo carretero que cubre la distancia entre Mérida y la ciudad de Cancún.
Ahí comprobamos que la Arona es un vehículo de gran diseño exterior que utiliza a favor los complementos visuales de trazos aderezados con su lenguaje angular. Desde el bicolor en su carrocería, los espejos al color del techo, la moldura inferior que lo alarga visualmente en sus laterales y la relación directa que existe entre el diámetro de sus llantas. Éstas exhiben rines de aluminio de cinco radios dobles que van muy bien a la altura total del vehículo y su distancia entre ejes (que al final de cuentas es la que define el espacio interior).
El frente es presidido por la parrilla de rejilla de los modelos SEAT que es muy alta y se divide en dos por un cruce acertado de la fascia delantera que remata arriba con los juegos ópticos con tecnología LED y los clusters inferiores que alojan los faros de niebla.
Paramos al cambio de conductor en la ciudad de Valladolid, conocida también como "la sultana de oriente", famosa por su cenote en el centro de la ciudad y su gastronomía fina. Ahí, nos dimos cuenta que el consumo estimado había rondado los 13 kilómetros por litro, contra los 18.9 que anuncia SEAT. Esto tal vez fue producto de que forzamos el paso a 6,000 rpm la mayor parte del trayecto buscando encontrar el tope dinámico del auto.
El velocímetro en el cluster marca hasta 240 km/h, pero es bien sabido que ese no es el tope dinámico real de un auto (el momento en el que el coche "empieza a sufrir en su desempeño dinámico") es muy probable que se consiga la cifra anunciada para rendimiento combinado si se transita en un promedio de 120 km/h y no a 180 km/h como lo hicimos a propósito.