Mercado. Reconocen que los vaivenes del mercado cambiario generan incertidumbre social. (ARCHIVO)
El gobierno argentino minimizó ayer el impacto de la persistente alza del dólar, divisa que en las últimas dos semanas ya rompió su récord histórico al pasar de 20 a 23 pesos.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, trató de calmar los ánimos en medio de la incertidumbre social provocada por los vaivenes de la moneda estadounidense.
"Las situaciones de volatilidad no nos tienen que asustar, tienen que ser parte del aprendizaje de vivir con un tipo de cambio flotante", afirmó el hombre de mayor confianza del presidente Mauricio Macri.
Peña advirtió que "si no tuviéramos la flotación o no hubiera correcciones, tendríamos atraso cambiario y eso afectaría el empleo y la producción".
El jefe de ministros intentó enviar así un mensaje de calma a pesar de que entre antier y ayer jueves el Banco Central tuvo que vender casi mil millones de dólares de reservas para evitar, sin éxito, que siguiera aumentando el precio del dólar.
La semana pasada, la entidad estatal ya había tenido que desprenderse de cinco mil millones de dólares por el mismo motivo y el mismo resultado, es decir, que no logró evitar la corrida cambiaria.
En una medida sorpresiva, el viernes pasado el Banco Central aumentó a 30 por ciento la tasa de interés de referencia, como una manera de evitar que los compradores se volcaran al dólar.
Aunque la medida tampoco tuvo éxito, ayer jueves incrementó todavía más esa tasa de interés hasta llegar al 33.25 por ciento.
El jefe de Gabinete desestimó la tensión provocada por el dólar al garantizar que el Banco Central "tiene independencia, herramientas y recursos" para enfrentar este tipo de situaciones.
