HABÍA UN PASTOR MENTIROSO QUE GRITABA:
-¡Qué viene el lobo! ¡Qué viene el lobo!
Corrían los demás pastores a proteger sus greyes, pero el lobo no llegaba, y el pastor mentiroso reía de sus compañeros.
Había un lobo mentiroso que gritaba:
-¡Qué vienen los pastores! ¡Qué vienen los pastores!
Los demás lobos corrían para salvarse de las hondas y palos de los rabadanes, pero los pastores no llegaban, y el lobo mentiroso reía de sus compañeros.
Cierto día se encontraron el pastor mentiroso y el mentiroso lobo. Hablaron entre sí; se conocieron bien. Al final de la conversación el lobo le propuso al pastor:
-Los dos somos unos mentirosos. ¿Por qué no formamos un partido político?
¡Hasta mañana!...