En la presencia de la Muerte se entristecieron los que habían perdido a la persona amada, al ser querido.
Se entristeció el padre.
Se entristeció la madre.
Se entristeció el esposo.
Se entristeció la esposa.
Se entristeció el hijo.
Se entristeció la hija.
Se entristeció el hermano.
Se entristeció la hermana.
Se entristecieron los abuelos y los nietos.
Se entristecieron todos los familiares y todos los amigos.
Pero llegó el Recuerdo.
Y en la presencia del Recuerdo huyó la Muerte.
Y la tristeza halló consuelo.
Porque donde hay recuerdo no hay muerte.
¡Hasta mañana!...