Don Otilio es devoto de San Judas Tadeo, San Francisco de Asís y San José.
Don Otilio es maestro jubilado. Su esposa está en silla de ruedas, impedida por una enfermedad. Su hija y sus pequeños nietos viven en su casa, pues el esposo de ella la abandonó y ya no se supo nada de él.
Don Otilio cuida a su mujer porque no tienen dinero para pagar una enfermera. Ve también por sus nietos, niños de 2 y 3 años. La madre de ellos trabaja todo el día.
Don Otilio baña a su señora; la viste, la peina, la maquilla; le da sus medicinas; la alimenta; le hace plática. Igualmente se encarga de sus nietos. Juega con ellos; les cuenta cuentos. Es para ellos padre y madre.
Don Otilio rara vez sale de su casa. Sus amigos y compañeros de trabajo ya se olvidaron de él. Pero al viejo profesor no le importa eso. Vive para su esposa, para su hija y sus pequeños nietos. Jamás se queja o desespera. Lo que hace por ellos lo hace con alegría.
Don Otilio es un santo.
Claro, San Judas, San Francisco y San José son santos también.
¡Hasta mañana!...
