Hemos de preguntarnos cómo vivimos durante el año que se va
Yo hago la cuenta del mal que hice. Hago también la cuenta del bien que dejé de hacer, porque el bien que se pudo hacer y no se hizo debe añadirse al cómputo del mal.
No me detengo mucho, sin embargo, en esas cuentas de lo pasado, porque pasaron ya. Más que preguntarme cómo viví el año que se va me pregunto cómo viviré el año que viene. A veces los hombres no damos a nuestro prójimo una segunda oportunidad, pero cada nuevo año -cada nuevo día- es otra oportunidad que Dios nos da.
Quizá no la aprovecharemos cabalmente. Tan hombres así somos. Pero en esa nueva oportunidad hemos de ver otra muestra de aquel amor que no se acaba nunca, y que se vuelve vida que debemos convertir en pequeños actos de cotidiano amor a los demás.
¡Hasta mañana!...