El Papa Francisco celebró ayer una misa especial para inmigrantes en la basílica de San Pedro, llamando la atención sobre su difícil situación e invitándolos al Vaticano mientras Europa, Estados Unidos y otras naciones cierran cada vez más sus puertas.
Varios inmigrantes y representantes de los grupos de ayuda que los atienten estaban entre los invitados a la misa íntima que conmemoró el quinto aniversario de la visita del papa a Lampedusa, la isla siciliana que fue el destino de migrantes que cruzaban el Mediterráneo.