El proceso electoral de 2018, en particular, develó una gran cantidad de ideas y emociones que la ciudadanía expresamos no sólo en las urnas, sino en prácticamente todos los espacios de la vida pública y privada durante las pre y las campañas. Como lo comenté en un artículo al respecto, las emociones juegan un papel preponderante en la estrategia mercadológica que se convierte en mensajes dirigidos a cada segmento del padrón electoral, meticulosamente observado por quienes diseñan las campañas. Así, detectamos coincidencias recurrentes en los discursos de prácticamente todos los partidos y candidatos: combate a la corrupción y la impunidad, reducción de la pobreza, generación de empleo y educación de calidad para las y los mexicanos, entre otras.
No sólo el presidente electo de la república, sino la nueva legislatura que ya ha tomado posesión de las curules en ambas cámaras federales, dan cuenta de la necesidad y el deseo de la mayoría de los mexicanos por experimentar "un cambio" en la política nacional, con respecto a lo que ya conocemos. Sin embargo, a pocas horas de haberse conformado la nueva legislatura, pudimos dar cuenta de que las prácticas cuestionables y vicios de las instituciones, siguen presentes.
El transfuguismo es una de esas prácticas que lastiman la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas. Se refiere a la tendencia de pasar de un partido político o grupo parlamentario a otro, y se permite constitucionalmente. Es decir, que una vez emitido el tan anhelado voto informado, nada garantiza al ciudadano que su voluntad será expresada, ni siquiera en términos ideológicos, en el congreso.
Para muestra, dos botones
En el distrito 06 de Coahuila, que comprende partes del norte y oriente de Torreón, así como los municipios de Matamoros y Viesca, resultó favorecido José Ángel Pérez por el voto en representación de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, Partido Encuentro Social y Partido del Trabajo). De los poco más de sesenta y seis mil votos que obtuvo, cincuenta y nueve mil fueron específicamente para Morena, mientras que el PES obtuvo a través de él apenas mil ochocientos. No obstante, el diputado decidió formar parte de la bancada del PES una vez llegado al congreso. Si imaginamos que los votantes conocen la naturaleza ideológica prácticamente opuesta de uno y otro partido, ¿qué calidad de democracia representa la decisión de este político? ¿De qué manera podrían los ciudadanos exigir que su voluntad sea respetada por el diputado?
En este caso, desde la conformación de la coalición, fueron muchas voces las que avisaron la incongruencia que parecía evidente en la reunión de esos dos partidos. Mientras Morena daba a conocer una agenda progresista en materia de Derechos Humanos, por ejemplo, el PES expresaba su naturaleza religiosa y conservadora en todo momento. El mismo José Ángel, quien ya había competido en 2017 por la gubernatura de Coahuila de la mano del PT, expresó en una entrevista radiofónica que "cada diputado legisla de acuerdo a sus creencias personales, ya que hay diputados católicos, evangélicos, en fin, de todas las religiones". Amén de la profunda ignorancia que el diputado refleja respecto al espíritu laico del Estado mexicano, me pregunto si en campaña se dio un momento para tratar el tema frente al electorado, e incluso si la tránsfuga era conocida desde entonces por los partidos que lo postularon.
En estos días fuimos testigos del circo armado en la Cámara de Senadores a propósito de la solicitud de licencia del senador/gobernador Manuel Velasco para regresar como gobernador y mantener su silla esperándole en el senado. Habiendo votado en un primer momento para negarle la solicitud, se llamó a una segunda votación a mano alzada en la que senadores del PRI y de Morena, principalmente, otorgaron el beneficio al rapaz político chiapaneco. A los pocos minutos de tal escándalo protagonizado por Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, se anunció también que el Partido Verde hacía la transferencia de cinco "cachirules" a la bancada de Morena en San Lázaro.
Pepe Merino, académico y periodista colaborador en distintos medios nacionales, justificó lo ocurrido mediante un tuit en el que señalaba sarcásticamente que el congreso es un espacio de negociación, y que la negociación de la que fuimos testigos es normal en una democracia. Martí Batres, actual presidente de la mesa directiva del senado, declaró por lo menos que lo sucedido se compone de distintas aristas y que en lo personal hace un balance "crítico" de la decisión final (El Financiero Tv, 5 de septiembre), aunque su voto fue a favor de la licencia, bajo el argumento de la unidad con el grupo parlamentario.
"La democracia es el gobierno del pueblo", aprendimos en la primaria. Pero ¿quién del pueblo siente que sus voluntades, necesidades e intereses están representados por el gobierno, por cualquier partido? Las reflexiones de fondo y las propuestas claras, organizadas, son la única ruta viable para lograr los sueños que en las urnas se prostituyen y en las cúpulas de poder se negocian a cada paso.
www.pc29laguna.org.mx
Facebook: Participación ciudadana 29
Twitter: @pc29laguna