ARTÍCULOS PUBLICADOS EN LA REVISTA CULTURAL EL PUENTEARTÍCULOS PUBLICADOS EN LA REVISTA CULTURAL EL PUENTE
No. 1 de fecha noviembre y diciembre de 1990
El número 9 de la serie contiene un artículo publicado en la Revista Cultural "El Puente" No. 1 de fecha noviembre - diciembre de 1990, por Carlos Oliver y Guillermo Tinajero, titulado "LOS TESOROS QUE TENEMOS", del que tomo lo siguiente:
"El 6 de agosto de 1990 se llevó a cabo la mesa de informantes 'Cazadores de Tesoros', con la participación de los doctores Guillermo Tinajero y Carlos Olivier. Para el primero de ellos, la búsqueda de tesoros es una afición antigua, para el segundo, se ha convertido en una actividad profesional".
"Carlos Olivier (a una pregunta de María Luisa Dingler, informante del público): Todos los laguneros sabemos del interés por encontrar una mina tapada. Antiguamente, las personas tapaban las minas cuando tenían que huir, cuando los indios de la región se ponían muy hostiles. Tapaban la entrada con sangre de mula revuelta con tierra - el cemento no es tan duro como esta mezcla -, y borraban todas las huellas alrededor. Las casas antiguas donde se emplearon estos materiales, pueden mantenerse cien o doscientos años, a menos que la gente crea que hay allí un tesoro entonces las destruyen".
"Por eso, a veces los cazadores de tesoros no informamos de lugares; porque nos da lástima que la gente los destruya. Si yo les dijera que este vaso es una obra de arte antigua todo el mundo llegaría a tocarlo y lo romperían. Un día mostramos donde estaban unas pinturas rupestres. Regresé al cabo de cuatro años y estaba todo rayado por las gentes que habían ido al lugar. Habían quitado piedras. Una vez separadas, las piedras con pinturas rupestres no tienen ningún valor. Se ven incluso feas. Hay que conservar el conjunto, que completo es admirable".
"He entrado a muchos panteones indios que no tenían más joyas que conchitas, cosas de madera labrada, collares de víbora de cascabel. Una persona que me aprecia mucho me regaló dos panteones de indios cerrados. Es un espectáculo entrar a un panteón indio. Trescientos, cuatrocientos cadáveres embalsamados en sus mortajas. Es impresionante el espectáculo de la muerte. Diez, quince generaciones de un pueblo que desapareció hace quinientos años. Uno encuentra momias. La gente abre esos panteones buscando oro, plata, joyas. Pero no hay nada de eso. Nuestros indios no lo tenían. No se dan cuenta de que una mortaja como la que está en el Museo Nacional de Antropología e Historia, de un niño en una zalea de borrego, con un perrito en los brazos, es un tesoro de la humanidad... y fue sacado de aquí de la parte alta de la Flor de Jimulco. Yo tenía catorce años cuando entré a esa cueva con el Profesor Chelayo. Esa clase de tesoros es lo que podemos legar...".
"...Julio Jiménez (informante del público): Para los neófitos, que carecen de aparatos tan perfectos como los que usted tiene, ¿hay otro medio, un medio rudimentario? Algunos me han contado de cosas como varillas, como péndulos para encontrar un entierro".
"Carlos Olivier: Los españoles, cuando llegaron a México, traían grandes pendulistas. Ahora, el pendulismo ya es una ciencia, la readioestesia. Las grandes minas de México - Actualmente, ya no hay grandes, hay minas nada más - Las encontraron pendulistas. El que ha visto o tiene un péndulo, sabe que es un medio de información inagotable. Trabaja con energía mental".
"Guillermo Tinajero: Un Derrotero es una relación que se escribe. La persona que guarda un entierro, un tesoro, lo describe en la cueva fulana ...esos son los derroteros, como los llama la gente del pueblo. Casi siempre son en el campo; en las casas es más raro".
"Aqui en La Laguna hay un derrotero muy famoso que salió hace años en La Opinión y que yo conocía, porque la gente hace copias de los derroteros y los reparte como volantes, los vende. Este se refiere a 1810. Hidalgo provocó en Mapimí, como en muchas partes, una ola de terror entre los españoles. Juntaron sus dineros y los enterraron cerca de Mapimí, con los tesoros de la Iglesia. Yo leí parte de ese...".
"A cada rato, llega gente y me dice que hay un tesoro por allá, y yo le contesto: - Mira, dice más o menos de esta forma: 'Te pararás en el Cerro de la Bufa, mirarás hacia la izquierda donde el sol sale, verás ahí dos cerritos iguales, los Cerros de Guadalupe, no lejos uno del otro. En el cerro de la parte sur hay una gruta: escarbarás y encontrarás a dos varas monedas de nuestro buen rey. Y abajo, los tesoros guardados de la iglesia de Mapimí, que el bandido Hidalgo... Esas cosas escritas se llaman derrotero...'".