"Mátate", "no sirves para nada", "eres una inútil", "deberías morir", son frases que retumbaron en su cabeza por días enteros. Las voces que escuchaba constantemente eran acompañadas de sombras que veía a la luz del día o durante las noches. Cansada, la joven de 13 años, decidió tomar la puerta falsa.
Marlene, como le llamaremos, ingirió más de 200 pastillas. Por poco muere. Pasó varios días inconsciente, pero al final logró sobrevivir.
El diagnóstico fue depresión mayor con síntomas psicóticos. Este episodio no fue el único. A los 16 años repitió la misma acción, pero con una dosis menor. Desde entonces, comenzó una batalla encarnizada con esta enfermedad mental.
Parece una joven como cualquier otra. Usa botas negras, viste pantalón del mismo color, algo rasgado, y una blusa negra, le gusta el estilo dark. De su cuello pende un collar con una calavera. Su cabello es corto y está teñido en color rosa. Es muy bonita. Sonríe con frecuencia. Le gusta dibujar para expresar su sentir.
Es difícil imaginar lo que día a día debe soportar para seguir adelante, pues no es sólo la enfermedad, ella y su familia están obligadas a sortear la falta de atención médica especializada y de medicamentos, pues viven en Gómez Palacio, donde la Unidad de Especialidades Médicas en Salud Mental, dependiente de la Secretaría de Salud, tiene dos años sin psiquiatra y la medicina que requiere, esporádicamente la encuentran completa en el sector salud. No sólo es la falta de atención especializada. La sociedad pone lo suyo con la estigmatización que hace sobre las enfermedades mentales.
"En las escuelas no saben cómo tratar a las personas como yo", dice Marlene. Tampoco es fácil conseguir un empleo, la gente prefiere no contratar a personas enfermas, aunque esto no sea limitante para desarrollar de manera normal todas las actividades. Sólo requieren su atención médica y el tratamiento.
El dinero escasea en casa. Su madre, Manuela, atraviesa periodos de ansiedad y depresión y también está en busca de trabajo. Su hijo de 30 años y la más pequeña de 16, son el pilar económico. Aún así, ambas están seguras de que las cosas mejorarán.
Las enfermedades mentales son un problema de salud pública, social y familiar, coinciden los especialistas Fernando Sánchez, psiquiátrca, y Adriana Romo, psicóloga. Lo primero debido a que estos padecimientos cada vez son más frecuentes además de que no se están tratando, ni se tiene la infraestructura para hacerlo.
La Organización Mundial de la Salud a advertido que el 25 por ciento de la población en algún momento de su vida padecerá alguna enfermedad mental.
En el aspecto social refieren a que una persona sin atención especializada ni tratamiento puede no ser productiva, es rechazada y muchas veces invisibilizada. El problema familiar se deriva de la falta de atención de las enfermedades mentales por parte de instituciones de salud pública, del costo que esto representa y las problemáticas desencadenadas en el seno familiar. Algunas optan por el abandono. El apego estricto al tratamiento y vivir en un entorno sano, ayuda a que al paciente enfermo mental a tener una mejor calidad de vida y desarrollar tareas dentro de la sociedad.
Sin embargo, pareciera que nadie los ve.
En el caso de Marlene, ella es apoyada por su familia, pero en otros casos los dejan a su suerte, que casi siempre es la calle.
Si se presta atención, al recorrer la ciudad se puede advertir la presencia de varias personas en situación de calle, la mayoría con enfermedades mentales. Por eso, especialistas urgen cristalizar los proyectos del Centro Temporal de Atención a Salud Mental y Adultos Mayores que construye DIF Torreón y el Hospital Psiquiátrico que estará en Francisco I. Madero.
25 POR CIENTO
De la población, en algún momento de su vida padecerá enfermedades mentales.
2 CENTROS
Para atender a pacientes mentales, se busca abrir en La Laguna.
Padecimiento
En La Laguna más de 360 mil personas (12 por ciento de la población) padecen algún problema de salud mental, siendo los problemas más frecuentes: depresión y esquizofrenia.
Hospital
El proyecto ejecutivo del Centro Estatal de Salud Mental, contempla 96 camas censables, distribuidas en 8 villas con 4 habitaciones, de 3 camas cada una.