Las fuerzas de seguridad de la República Democrática del Congo (RDC) reprimieron ayer con gases lacrimógenos y disparos a manifestantes que reclaman la renuncia del presidente Joseph Kabila, con un saldo de al menos cinco muertos, siete heridos y unos 50 detenidos. A pesar de que el gobierno prohibió cualquier protesta de carácter político, cientos de personas, en su mayoría católicos, lograron concentrarse en marchas dirigidas por sus párrocos en Kinshasa, antes de ser dispersados con gases lacrimógenos y municiones reales.