Foto: Archivo Siglo Nuevo
En CARE esperan aprovechar el impulso del movimiento #MeToo (Yo también) contra el hostigamiento y abuso sexual para lograr un cambio. Lanzaron la campaña #ThisIsNotWorking (Esto no es trabajar), un llamado a crear leyes que protejan a las mujeres en los centros laborales.
La violencia contra el sexo femenino es un problema global y de ella no se salva ni la faceta productiva. Más de un tercio de los países no tienen leyes que prohíban el acoso sexual en fábricas, oficinas, tiendas, laboratorios, etcétera. En CARE, una oenegé sin fines de lucro, estiman que esa carencia deja en condiciones vulnerables a cerca de 235 millones de mujeres trabajadoras.
Como no hay una norma internacional que proteja a las empleadas de abusos, la organización inició una petición dirigida a los líderes de Estados Unidos. La meta es impulsar una convención internacional que promueva los ambientes seguros en los centros laborales.
Para reforzar su iniciativa, encargó un estudio de opinión a la encuestadora Harris Poll. La investigación se realizó en enero pasado y los resultados muestran, en síntesis, que un significativo porcentaje de hombres da el visto bueno a que un jefe conozca en bíblico sentido a un empleado.
CAMPAÑA
En CARE esperan aprovechar el impulso del movimiento #MeToo (Yo también) contra el hostigamiento y abuso sexual para lograr un cambio. Lanzaron la campaña #ThisIsNotWorking (Esto no es trabajar), un llamado a crear leyes que protejan a las mujeres en los centros laborales.
Cerca de un cuarto (23 por ciento) de los hombres en ocho países piensan que a veces o siempre está bien que un empleador espere que un trabajador se preste a íntima interacción.
El resultado fue más abultado en Egipto donde 62 por ciento de los hombres que de cuando en cuando o siempre se presenten actos de tipo sexual entre un patrón y sus contratados.
La encuesta de Harris Poll abarcó a 9 mil 408 adultos en Australia, Ecuador, Egipto, India, Sudáfrica, Estados Unidos, Reino Unido y Vietnam.
“Se espera que tengas sexo con tu empleador, esa no es una descripción de trabajo, es abuso sexual”, expuso Michelle Nunn, presidente y director general de CARE. Esa percepción, señaló, habla de la epidemia global de acoso y abuso en los centros laborales.
Annie Lennox, alcalde de Londres, Sadiq Khan y Bianca Jagger, al comienzo de la manifestación March4Women. Foto: PA
Otra vertiente del estudio estuvo dirigida a recabar información para entender mejor las reglas no escritas y percepciones que subyacen en esta epidémica percepción.
En Estados Unidos, por ejemplo, un 44 por ciento de los hombres encuestados respondió que en ocasiones o siempre es aceptable compartir una broma sexual con un compañero de trabajo; sólo 22 por ciento de las mujeres piensa de ese modo.
En la India, más de la mitad de los varones, un 52 por ciento, considera que a veces (34 por ciento) o siempre (18 por ciento) es aceptable clasificar a los colegas con base en su apariencia; sólo 35 por ciento de las féminas brindó respuestas similares.
En el sexo femenino hay esperanza de que la lucha contra el acoso sexual progrese. 65 por ciento de las encuestadas dijo confiar en que el movimiento #MeToo tendrá un impacto positivo en la ruta hacia establecer centros laborales libres de hostigamiento.
56 por ciento de las mujeres en los ocho sitios de levantamiento opinó que los recientes escándalos en Hollywood y en otras industrias de alto perfil van a contribuir a mejorar el comportamiento en más sectores productivos y no sólo en el del entretenimiento.
Según Nunn, el impacto inmediato del movimiento #MeToo los inspiró. Sin embargo, a largo plazo, la meta no debe ser derrumbar a docenas de hombres poderosos en Estados Unidos sino empoderar a millones de mujeres en el mundo.
El #MeToo, desde la óptica de las encuestadas, no es sólo un revulsivo sino una palanca para consolidar un cambio verdadero.
PETICIÓN
La Organización Mundial del Trabajo está en la mira de CARE, es la instancia a la cual acudir para concretar una nueva convención o una ley global que atienda a la necesidad de establecer centros de trabajo libres de violencia.
La oenegé pide, a quienes respaldan su planteamiento, firmar una petición y presionar a la OMT; de manera que lo más pronto posible sean vistas como aspectos fundamentales del trabajo cosas como una jornada de ocho horas, el pago de horas extra o un ambiente libre de abuso sexual.
Otros datos extraídos del estudio muestran que 32 por ciento de las empleadas dijeron haber sufrido acoso sexual o avances por esa índole en el trabajo; el dato para los hombres es del 21 por ciento.
En Egipto, 38 de cada cien mujeres dijeron que a veces o siempre es aceptable, para un empleador, esperar que un empleado tenga interacción íntima con él.
En el Reino Unido, 35 por ciento de los adultos, entre 25 y 34 años de edad, comentó que es aceptable la broma de pellizcar el trasero de un colega.
TRECHO
En CARE consideran que todavía hay un largo trecho por recorrer antes de expulsar al acoso y al abuso sexual a nivel global, antes de erradicar la condición de vulnerabilidad que se replica en los edificios de oficinas en Estados Unidos, en las fábricas en la India y en los a menudo pasados por alto sitios de trabajo de amas de llaves o cuidadoras en América Latina.
Fundada en 1945, es una asociación humanitaria que lucha contra la pobreza mundial. En el último año, sus actividades se desplegaron en 93 países y alcanzó a 63 millones de personas.
“La violencia contra mujeres y niñas es inaceptable, pero no siempre es ilegal. Todos tenemos el poder de ayudar a cambiar eso”. Foto: CARE
Su dirección otorga una atención especifica a trabajar junto a mujeres porque, afirman en la organización, al ser equipadas con los recursos apropiados tienen el poder para sacar de la pobreza no sólo a sus familias sino a comunidades enteras. Están en el corazón de los esfuerzos de la oenegé por una mejor educación y por acceso a servicios de salud de calidad; por crear oportunidades económicas, dar respuesta a emergencias y contribuir en el combate al hambre.
En México, de acuerdo con datos del Colegio Jurista, institución morelense especializada en ciencias jurídicas, cerca de 1.4 millones de mujeres sufren hostigamiento sexual, discriminación por género y acoso. Cuatro de cada diez denuncian, las otras rechazan esa opción por temor o desconocimiento acerca de cómo actuar en esa clase de situaciones. Un 90 por ciento prefiere buscar otro empleo.
El acoso sexual se da en ambientes con predominio de hombres y su principal tipo es el vertical: chantaje sexual o de intercambio en el que aceptar o negarse deriva de forma inmediata en alguna consecuencia de tipo laboral.

