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Un bacilo con milenios de edad

En el mundo hay 216 mil casos de lepra

Foto: Joe Chan/Reuters

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FABIO PÉREZ VÁZQUEZ

Otros nombres asociados a lo que origina el M. leprae son la enfermedad de Hansen y mal de Lázaro. Una definición menos amable nos dice que se trata de una infección mutilante, repulsiva, estigmatizante.

Un mal presente en la humanidad desde la antigüedad. Menciones sobre este padecimiento se encuentran en diversas fuentes históricas y literarias en culturas tan añejas como la china o la egipcia. Imágenes de sus “colonias” han sido recreadas en cine y televisión, leprosos separados de la sociedad, lejos de la vista de los seres que gozan de salud.

La lepra es una enfermedad crónica causada por un bacilo, el Mycobacterium leprae, con forma de curva y una lenta multiplicación de sus huestes. El periodo de incubación dura, en promedio, cinco años. Hay casos en los que apenas transcurre un año y aparecen los síntomas, otros pacientes presentaron manifestaciones hasta 20 años después de que entra en sus organismos.

No se adquiere con el simple hecho de abrazar o besar a un individuo infectado. La transmisión se da a través de gotículas (partículas de tamaño de cinco micras o menos) nasales y orales cuando hay un contacto estrecho y frecuente con enfermos no tratados. El agente infeccioso afecta la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos. Cuando no se reciben los cuidados pertinentes causa lesiones progresivas y permanentes en la epidermis, los nervios, las extremidades y los órganos de la vista.

Según cifras oficiales de 145 países, en el mundo hay poco más de 216 mil casos de lepra.

TIPOS Y TRATAMIENTO

Otros nombres asociados a lo que origina el M. leprae son la enfermedad de Hansen y mal de Lázaro. Una definición menos amable nos dice que se trata de una infección mutilante, repulsiva, estigmatizante.

De acuerdo con los signos exhibidos, la lepra se clasifica en dos clases. La primera, la lepromatosa, afecta gravemente la piel, primero como una ligera inflamación y luego mediante un adelgazamiento de la misma. El afectado pierde el vello corporal.

La segunda clase, la tuberculoide, causa daño significativo en la epidermis de brazos, piernas, tronco y glúteos. Además, provoca alteración nerviosa.

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Mycobacterium leprae. Foto: AP

La lepra es curable y si se trata en las primeras fases se puede evitar que cause en el individuo afectado alguna discapacidad. Para hacerle frente se diseño un tratamiento multimedicamentoso (TMM).

El primer avance destacado en el combate al agente bacilar se registró en la década de los cuarenta del siglo pasado: la aparición de la dapsona (antibiótico). Sin embargo, tratar la afección de modo efectivo podía tomarse varios años o incluso toda la vida, de manera que cumplir con la disciplina curativa no era sencillo. En los sesenta, el bacilo comenzó a mostrar resistencia la dapsona, el único antileproso conocido.

No obstante, en esos años también se descubrieron la rifampicina (antibiótico) y la clofazimina (antimicrobiano), estos productos se sumaron al régimen terapéutico que más tarde se denominó tratamiento multimedicamentoso.

A todos los enfermos se les administran dapsona y rifampicina y se añade la clofazimina en caso de enfermedad multibacilar. Ésta combinación elimina el patógeno y cura al paciente.

TRABAJO MUNDIAL

La lepra como problema de salud pública, entendida como reducir su presencia a menos de un caso por cada 10 mil habitantes, ya no existe. Esa meta se logró en el 2000, la declaratoria es válida para todo el mundo. En los pasados 20 años fueron tratados por causa de la bacteria 16 millones de pacientes.

Hace un par de años la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó su Estrategia Mundial para la Lepra 2016-2020: acelerar la acción hacia un mundo sin lepra, para reforzar los esfuerzos dirigidos a erradicar esta afección. La estrategia se centra en evitar las discapacidades, especialmente entre los niños.

Las autoridades sanitarias propusieron impulsar líneas de acción tendientes a mejorar los conocimientos sobre este antiquísimo organismo infeccioso entre los pacientes y las comunidades, fomentar la detección precoz de casos mediante búsqueda activa en zonas muy endémicas y la gestión de los contactos.

Otras medidas pasan por asegurar el inicio rápido del tratamiento y vigilar que se cumpla al pie de la letra, así como mejorar la prevención y el tratamiento de la infección.

A los profesionales de la salud se les pide estar atentos ante cualquier indicio de que la bacteria desarrolle resistencia a los medicamentos.

Metas de la estrategia son alcanzar una ausencia total de capacidades disminuidas entre pacientes de escasa edad y que haya una tasa de discapacidades de grado 2 inferior a un caso por millón de personas. El grado 2 es de afectaciones leves que si bien representan alguna dificultad para realizar actividades de la vida diaria, no impiden su ejecución.

Otro objetivo es que ningún país tenga una legislación que permita discriminar a alguien por el hecho de haber contraído la lepra.

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De los poco más de 210.000 casos que quedan en el mundo de esta enfermedad infecciosa, casi el 60 por ciento se concentran en la India. Foto: EFE/Luis Ángel Reglero

PANORAMA MEXICANO

En México la existencia de casos ha disminuido en un 97 por ciento. En 1989 se tenían 16 mil 694 expedientes médicos. La cifra se redujo a 412 el año pasado.

Se trata de un problema casi eliminado, hay un caso por cada 10 mil habitantes a nivel nacional.

Los estados más afectados por la presencia del mal de Lázaro fueron Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Sinaloa y Michoacán. En Tlaxcala, Hidalgo y Baja California Sur no se hicieron reportes por esta causa en 2017.

La M. leprae se vincula con las poblaciones más desprotegidas, económicamente vulnerables. La escasez de recursos contribuye porque, al tener un acceso limitado a servicios sanitarios, las personas infectadas no buscan ayuda a tiempo.

Para lograr erradicar la enfermedad de Hansen las autoridades de salud deben trabajar en capacitar al personal médico en temas como impulsar un manejo integral de personas afectadas que contemple integrarlas a la sociedad y a la productividad.

Otra acción necesaria es la detección oportuna de casos nuevos en individuos que acuden a consulta externa y muestren la sintomatología

A pesar de que su nivel de contagio es bajo y de que su arribo a otro organismo depende mucho de las condiciones en que la bacteria se aloje (el sistema inmunológico del portador), la lepra se resiste a desaparecer.

Correo-e: dr.fabioperez@hotmail.com

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