Foto: Archivo Siglo Nuevo
Si bien se identifica geográficamente con países como Estados Unidos y Canadá, así como en territorios del norte de Europa, los casos en América Latina han aumentado en los últimos años. En esta región su presencia se ha extendido de modo significativo en particular en México y Brasil.
La colitis ulcerosa, como permite anticipar el adjetivo que la acompaña, no es una enfermedad inflamatoria intestinal que se deba tomar a la ligera. Para empezar es un mal autoinmune (de esos en los que el sistema inmunológico ataca a células sanas) y sus efectos no se limitan a afectar el intestino grueso del paciente, bien puede ser la causa de malas pasadas en otras partes del organismo.
A esto hay que agregarle que la única forma de tratarla es ir combatiendo los síntomas que se presenten, no existe una cura.
En este padecimiento, las defensas del individuo afectan progresivamente al intestino grueso desde el ciego, su porción más cercana al ano.
Una buena nueva es que el resto del tubo digestivo no es afectado, el lado opuesto de la moneda viene con la propensión a provocar daños en otras zonas del cuerpo.
El afectado de CU padece los ataques de esta enfermedad cada cierto tiempo, no es posible saber cuándo aparecerá. Lo normal es que el individuo se encuentre bien entre brotes de mal.
Si bien se identifica geográficamente con países como Estados Unidos y Canadá, así como en territorios del norte de Europa, los casos en América Latina han aumentado en los últimos años. En esta región su presencia se ha extendido de modo significativo en particular en México y Brasil. Existe consenso de que esto se debe a los cambios en el estilo de vida y la alimentación, en particular de quienes viven en las áreas urbanas.
EXTIRPAR
La comunidad médica ha registrado avances para detectar este mal, mediante el desarrollo de fármacos, y se espera alcanzar pronto un aceptable grado de control sobre él. Sin embargo, se tiene comprobado que la convivencia prolongada con la colitis ulcerosa llega a un punto de no retorno: el paso del paciente por el quirófano para extirpar el colon.
Sus causas no están claras. En los círculos sanitarios se cree que surge a partir de una predisposición genética. Un sector, no menor, considera que ese factor no es suficiente para desarrollar la afección, debe haber algo que la inicie.
A últimas fechas se ha tratado de relacionarla con 'disparadores' como microorganismos infecciosos. No hay nada concluyente a este respecto, pero parece una opción lógica, después de todo una infección menor bien puede activar el sistema inmune de forma equivocada.
Otros 'disparadores' serían males recurrentes en las urbes como los agentes alérgicos o la contaminación ambiental.
La mayor parte del tiempo los pacientes no muestran las señas de la colitis ulcerosa, es decir, pueden realizar una vida cotidiana normal. Cuando hay brotes, los síntomas recurrentes son diarrea con sangre o pus, dolor abdominal, fiebre y seguir teniendo ganas de ir al baño después de defecar.
Foto: Archivo Siglo Nuevo
El ataque inicial pasa con facilidad por una simple diarrea infecciosa, además los enfermos de colitis ulcerosa suelen perder peso mientras su intestino grueso se ve cada vez más y más comprometido. Si la parte más afectada es el recto puede que el estreñimiento se posicione como la principal manifestación.
La mayoría de los enfermos desarrollará una afectación ya sea leve o moderada del colon. Uno o dos de cada diez sufrirá complicaciones de consideración. En el brote, por ejemplo, es habitual perder algo de sangre a través del recto, pero en ocasiones la pérdida es grande, tanto como una 'hemorragia masiva' que haga necesaria una transfusión de urgencia.
El 'megacolon tóxico' es una afectación severa: en ella el daño del colon es tan grave que deja de funcionar. Los gases guardados en su interior se acumulan y lo dilatan. Una radiografía de abdomen mostrará un colon tan ancho como para albergar en su interior cuatro dedos de la mano. Antibióticos, corticoides y sueros se aplican a intentar contrarrestarlo. Si no se aplica un tratamiento efectivo a tiempo, el afectado pasará por algo tan serio como una cirugía para extirpar el intestino grueso.
La perforación es otro asunto de gravedad y un evento frecuente durante el megacolon tóxico, pero no es exclusivo de él, puede aparecer incluso durante un brote cualquiera. Reclama cirugía de urgencia, su tasa de mortalidad es muy elevada, hasta un cuarto de quienes la sufren no salen vivos de ella.
Además, entre los aquejados por colitis ulcerosa el riesgo de cáncer es mayor que en el resto de los enfermos, por tanto, deben realizarse colonoscopias regulares, cada uno o dos años, para tratar con buenos resultados la aparición de tumores. Si una biopsia revela alteraciones de la mucosa del colon será obligatorio extirparlo en un tiempo razonable.
A propósito de otras partes del cuerpo afectadas se destaca el caso del pioderma gangrenoso, una alteración de la piel tan incómoda como una pequeña úlcera con mucha pus que va aumentando su tamaño. No es raro que se le confunda con una infección bacteriana y proceder a tratarla con antibióticos pero sin resultado. Reclama uso de esteroides.
También está la trombosis venosa profunda, derivada de que la sangre coagula con más facilidad en las venas en el entorno de una enfermedad inflamatoria.
DIAGNÓSTICO
El método más efectivo es la colonoscopia, introducir un tubo con una cámara y luz a través del ano. La incursión permite observar si en el interior del intestino hay signos de cuidado como una inflamación difusa o abscesos. Otro beneficio de esta exploración es que permite tomar biopsias para practicar un análisis microscópico detallado.
Cuando el brote de colitis ulcerosa es leve, el profesional sanitario receta fármacos (supositorios), si se trata de un ataque moderado se agregan corticoides (en forma de cremas), en estos brotes de segundo nivel ya suele requerirse el ingreso al hospital.
El tercer tipo, el severo, pone en riesgo al sujeto y exige el uso de corticoides por vía venosa, a veces se complementa con fármacos para disminuir la activación del sistema inmune.
Además de las cosas ya dichas hay datos curiosos a propósito de este mal. Con las mujeres, por ejemplo, ocurre algo curioso, una de cada tres mejora de su condición ulcerosa con el embarazo, otro tercio de las afectadas empeora y la porción restante se mantiene igual.
El tabaco, ese vicio que acarrea tanto perjuicio para la salud, también influye en la colitis ulcerosa, pero, en el sentido opuesto a lo que se piensa en automático, la gente que fuma está protegida contra este mal.
Correo: dr.fabioperez@hotmail.com
