Foto: Archivo Siglo Nuevo
La práctica sexual asistida con muñecos/as sexuales, tecnología digital, vibradores, juguetes sexuales, tan sólo es la respuesta a una necesidad sexual insatisfecha.
La generación actual ha cambiado su manera de vivir. Las pasadas tenían un ritmo de vida lento en comparación.
Desde la niñez el contacto con la tecnología ha modificado la convivencia entre padres e hijos. Se vive aprisa y “conectado todo el tiempo” a Internet.
Jóvenes y viejos no conciben un mundo sin conexión a la red de redes.
La libre expresión de la sexualidad, tanto como el sentirse parte del planeta, requiere de la constante estimulación que ofrecen las redes sociales.
En este momento la sexualidad es activa y con frecuencia riesgosa. La conducta juvenil es apasionada y la urgencia de emociones, frenética.
Las generaciones anteriores, en cambio, se muestran desincronizadas ante el ritmo vertiginoso de los tiempos que corren.
VIDA FUTURA SIN SEXO
Parece imposible pero, existen investigaciones sociales que enuncian una vida futura sin relaciones sexuales carnales, probablemente in vitro o mediante otro sistema asistido. ¿Dónde quedará el placer sexual compartido en pareja? Las propuestas sobre el porvenir predicen que la sexualidad como actualmente es concebida dejara de ser para constituirse en una cultura de vida unipersonal donde cada quien vive solo, auto sustentándose en lo económico, existencial y sexualmente. Una comunidad utópica.
Foto: Archivo Siglo Nuevo
¿ES POSIBLE VIVIR SIN SEXO?
Una sociedad donde la sexualidad no se exprese en el reconocimiento visual cara a cara, mano a mano y cuerpo a cuerpo estará condenada a la desaparición de la especie.
La común-unión carnal hace de dos, uno. El placer sexual buscado entre los amantes, obtenido en su conjugación y expresado por sus físicos consolida la relación y la solidifica.
Sin embargo, la sexualidad solitaria va a la alza, la masturbación asistida por equipos de realidad virtual, masturbadores mecánicos, digitales, sofisticadas maquinarias que suplen al cuerpo del otro por medio de estímulos que provocan alteraciones sensoriales y confunden la consciencia haciendo creer que lo fantástico es la realidad.
Las muñecas sexuales elaboradas con materiales que imitan la piel humana semejando personas reales, vivas o fallecidas, personajes de películas, anime, etcétera, a los que se agregan discursos grabados por el propio usuario. El mañana predicho por Isaac Asimov, Aldous Huxley y otros ya está aquí y se está imponiendo.
¿TENEMOS MENOS SEXO?
Los expertos en estadística extraen la conclusión de que en el momento actual de la historia de la humanidad las relaciones sexuales pierden en frecuencia. La pregunta que no se hacen es ¿son de igual o mayor intensidad? Porque hombres y mujeres pasan por etapas en la vida sexual en pareja: son apasionados y frecuentes al inicio; posteriormente asumen una combinación de amor y pasión; en el otoño y el invierno de la vida elaboran relaciones con orgasmos cuidados, trabajados, pulidos por la experiencia de los años. Entonces, no importa tanto la cantidad como la calidad, todo es cuestión de etapas y temperamentos.
La justificación para concebir que los humanos abandonen la vida sexual coital tendría que ser que obtienen por otros medios un placer mayor al del orgasmo y esto no se ve de ninguna forma en la actualidad.
La práctica sexual asistida con muñecos/as sexuales, tecnología digital, vibradores, juguetes sexuales, tan sólo es la respuesta a una necesidad sexual insatisfecha.
Vivir solo/a, sin compañía temporal o permanente, puede obedecer a múltiples razones que van desde la separación voluntaria u obligada de la pareja, el cambio de actividad laboral, búsqueda de nuevos horizontes o la lucha por un sueño.
La temporalidad de la vida solitaria autosuficiente la puede determinar la cesantía, vejez o necesidad de vivir a solas.
Nada suple al contacto humano. El psicólogo Rene Spitz demostró que los bebes pueden morir de depresión si no tienen contacto humano. La necesidad de ser tocados por otros viene impresa dentro de nuestro código genético.
Pretender una sustitución andrógina o híbrida por un robot, maniquí o realidad virtual asistida solo muestra una civilización humana decadente y alienada cuyo fin está más cerca de lo que parece.

Foto: We-Vibe
LO BUENO POR LO MEJOR
Asumir una vida sin actividad sexual coital o masturbatoria por seguir un credo filosófico o religioso es una decisión que muchos seres humanos toman en la búsqueda de metas elevadas. Freud denominó a esta conducta sublimación.
No es posible detener la biología de la sexualidad pero sí encauzarla hacia otros destinos situados ya sea en la esfera religiosa o de la filosofía.
La historia de la humanidad está llena de ejemplos en todas las culturas. Hombres y mujeres renuncian a vivir intensamente su ser sexual por objetivos a los que califican de superiores. Esta es una conducta universal.
Quien no conoce la historia está condenado a repetirla. La antropología es la disciplina que estudia el devenir del hombre, su ser y hacer sobre la tierra.
Examinando los antecedentes históricos de la humanidad, la sexualidad ha atravesado por varios pasos: la sociedad recolectora-cazadora con su poliandria, la vida sexual entre una mujer y varios hombres; luego vendrían el descubrimiento del fuego, la agricultura, la ganadería, la propiedad privada y las relaciones sexuales en pareja, el modelo monogámico.
Hoy día, los estilos de familia han ido transformándose y con ellos los vínculos sexuales. El ejercicio de la sexualidad puede darse entre la pareja o bien al interior de un grupo consolidado o conformado de manera momentánea.
Todos estos estilos de vida sexual traen aparejado el placer sexual. Si no se da, entonces la propuesta se debilita y se pierde. El placer sexual es el motor de las acciones de los grupos humanos.
Podrán llegar nuevos estilos, burdos o refinados para compartir sexualmente solo, en pareja o de manera grupal, pero de ahí a que la vida sexual termine para la humanidad hay un abismo.
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