(ESPECIAL)
La guerra contra el narcotráfico continúa en tierras latinoamericanas. Después de muchos años de atestiguar la violencia vivida en los Estados Unidos Mexicanos por controlar y eliminar el tráfico de drogas le toca hacerse cargo a una nueva administración en el mando del poder central para intentar socavar este problema de una vez por todas.
A pesar de que los hechos de persecución y los involucrados en dichos actos van ligados desde delincuentes jóvenes (incluyendo a menores de edad) hasta salpicaduras en las bases militares es importante señalar que los debates para encontrar posibles soluciones ya poseen distintos puntos en la mira. No obstante, es de importancia resaltar el hecho de que varias de las posibles soluciones sobre la mesa del Ejecutivo toman en cuenta variables muy polémicas si lo observamos desde un punto de vista internacional.
Entre ellas, la idea de la despenalización y control de producción del estupefaciente conocido como marihuana a través del poder público y la administración es la que más papeletas y atención se lleva dentro de los programas de televisión locales y en el análisis de varias cadenas de noticieros pues consideraría dentro de muchos puntos de vista una política tanto positiva como negativa para la nación y como consecuencia una iniciativa única en toda la región del nuevo continente.
La razón: sería uno de los pocos países desarrollados en realizar esta política pero con fines iniciales distintos a los tomados por naciones como Holanda. En este caso, la decisión está basada en quitarle mercado a los cárteles de droga, siendo las autoridades encargadas de su gestión y acaparando gran parte del mercado y con ello eliminar gran parte del tráfico de esta sustancia ya que solo haría falta ir a uno de los centros de distribución del país (con fines médicos claro está) para obtener dicho producto.
Con este hecho también se erradicarían los centros de producción de la droga más conocida a nivel mundial en México que no sea administrada por el Gobierno Central, resultando en un acto ilícito el poseedor de la misma y permitiendo de manera segura el control de desarrollo por parte de los funcionarios a cargo de la misma.
Si esta política llegase a tener éxito se prevé una reducción en los índices de violencia nacional que estén asociados al tráfico ilegal de marihuana, principalmente en los estados más inseguros del territorio donde estas actividades están a la orden del día. De lograr salir con un alto porcentaje de aceptación el nuevo Jefe de Estado Andrés Manuel López Obrador sería reconocido como el primer presidente en realizar una medida de despenalización para combatir la violencia en un país desarrollado.
Finalmente, cabe destacar que AMLO ya ha tenido experiencia relacionadas al tema de la inseguridad y disminución de la misma puesto que en 2006 como Gobernador del D.F logró tener grandes políticas que redujeron considerablemente los estándares de violencia producidos en la zona, llenado de aceptación a los ciudadanos por este candidato que recién acaba de salir electo a la presidencia después de casi 12 años sin ostentar un cargo dentro del Ejecutivo.
