Una aparente sumisión y un supuesto comportamiento de súbditos ante los gobiernos de Coahuila y Durango, han dado lugar a un centralismo exacerbado en el que la gente de la provincia jamás puede arreglar asuntos de la administración pública, denunció el licenciado Jesús Esparza Bejarano, ex presidente de la Barra de Abogados en la Laguna duranguense.
Con sus expresiones y antecedentes documentados que nos hizo llegar ayer, se solidarizó con los fundamentos que se están manejando para crear el estado de la Laguna, una entidad en proyecto que ha tenido importantes avances en el Congreso y a nivel local y regional.
"Lo que usted diga señor candidato", se les decía a los aspirantes a la gubernatura estatal de Durango que andaban de gira en la comarca y que sólo prometían atención a las necesidades territoriales pero nunca cumplían, recordó. Fueron los casos de Ismael Hernández Deras, Antonio Quiñones y Maximiliano Silerio Esparza, promotores de un trabuco burocrático estatal que sólo funciona "cuando se le ponen monedas".
Advirtió "que si los funcionarios en turno tuvieran una microscópica pizca de sentido común en sus quehaceres, jamás habría problemas".
Antes, había recurrido a la historia para mencionar que el presunto separatismo surge desde la creación de la "Provincia de la Laguna" la cual nació luego de que se levantara la alcaldía del mágico Parras, formalizada junto a la Laguna y el río Nazas, con dos haciendas: Nueva Vizcaya (hoy Durango) y la honorable provincia de Coahuila.
Desde entonces la comunidad lagunera ha generado una naturaleza separada, inclinada hacia la independencia mediante la creación del estado 33. En los últimos días, el diputado Porfirio Muñoz Ledo revivió el tema de la entidad lagunera. "Esto no es ninguna sorpresa pues en 1990 el ex legislador coahuilense Teodoro Altamirano Robles, del ya desaparecido PARM, puso sobre la mesa la creación del estado 33", con sus frustraciones de carácter político y económico.
"El dinero está tan cerca del poder y tan lejos del pueblo, que quizá por eso el dichoso estado lagunero todavía no ve el apoyo de sus jornaleros y jornaleras, brazos fuertes para la presión política que cataliza las iniciativas y maniobras de los decretos. La entidad federativa número 33, también tiene su atractivo, reconoce Esparza Bejarano.
"Entre las justificaciones resalta la historia que hemos compartido con la querida región lerdense y la región gomezpalatina. Es cierto que uno como local de Torreón, se siente ajeno a su capital coahuilense o a su región fronteriza y probablemente nuestra lejanía es la que nos tiene ajenos, irreconocibles".
En cambio, el triángulo Durango-coahuilense se conoce con más cariño, hemos compartido de todo: inseguridad, inundaciones, calor incesante, precariedad, priismo, sequía, amor, familia, arte, narco menudismo, educación, corrupción, impunidad, modas, antros, gorditas, crudas y la nieve Chepo.
Se extiende tres hojas en sus comentarios centrados, hay un epílogo y una conclusión: "La idea que lleva casi 30 años en la mesa norteña, quizás termine siendo sólo un recurso mediático para difuminar la opinión pública de la región, o quizá acabe siendo una realidad. Siendo así, habría de haber un lugar en su administración para la voz popular lagunera, la nueva y la vieja, la femenina y masculina, la pobre y la rica".
