Los elementos del conjunto catalán, cerraron preparación ayer con una práctica ligera en su complejo.
Luego de 97 días sin actividad, regresará a la acción el Barça, el líder de La Liga Española, para medirse hoy al Mallorca en Palma, un territorio amigo, donde ha ganado nueve de los diez últimos partidos disputados, pero frente a un rival que defiende sus opciones de permanencia.
Todo apunta a que al equipo de Quique Setién le ha sentado muy bien ese descanso. Para empezar volverá a contar con Luis Suárez, descartado prácticamente para la Liga después de ser intervenido en enero de una lesión en la rodilla.
El uruguayo será el gran refuerzo para los catalanes. Un jugador capital para las aspiraciones del Barça, que lo había fiado todo a Leo Messi. El argentino, que tuvo leves problemas físicos durante los primeros entrenamientos, está plenamente recuperado.
Y el tercer componente del tridente, Antoine Griezmann, admite que necesitaba descansar, que hacía mucho tiempo que no podía descansar tanto tiempo y vuelve "a tope".
La tripleta de delanteros del Barça ha garantizado 38 goles en este curso de LaLiga (19 de Messi, 11 de Suárez y 8 de Griezmann) y eso que apenas han jugado juntos en el tercio de partidos.
Vuelve el Barça a Palma ocho años después de su última visita (2-4 el 11 de noviembre de 2012), con goles de Xavi, Tello y Messi, con un doblete. Esos dos goles permitieron al astro argentino superar los registros goleadores de Pelé en un año natural (75).
A Messi le sienta bien el estadio balear. En Son Moix marcó su primer gol a domicilio en partido oficial con la camiseta azulgrana, un 29 de enero de 2006.
Para la primera de las once finales que tiene el Barça para asegurarse el campeonato (ahora tiene dos puntos de ventaja sobre el Real Madrid), Setién despejó la duda de incluir en la convocatoria a Semedo, que se saltó los protocolos de Sanidad para la desescalada del confinamiento a causa del coronavirus, al asistir al cumpleaños de un amigo el pasado lunes.
Pero también conocer el estado físico de Samuel Umtiti, lesionado en el sóleo, aunque muy mejorado. El problema para Setién es que Lenglet, otro de los centrales, está sancionado.
ROMPEN PROTOCOLOS
Abrazos efusivos para festejar los goles. Forcejeos y empujones luego de las faltas violentas. Jugadores que no acataron la nueva norma de distanciamiento social, a la que han instado las autoridades, durante las pausas para hidratarse ni al abandonar la cancha.
Dentro de las líneas que delimitan la cancha, todo pareció como en los tiempos previos a la pandemia en el segundo día de actividad de La Liga española tras una interrupción de tres meses.
La excepción que rompió la ilusión de normalidad ayer, en el empate 1-1 entre Valencia y Levante y en el triunfo del Granada por 2-1 sobre el Getafe, fueron los médicos que usaban mascarillas cuando atendían a los jugadores que se habían llevado algún golpe.
Y fuera de la cancha, todo fue distinto. Los suplentes y los asistentes del técnico se sentaron, separados por varios asientos en la parte baja del graderío. Los niños encargados de recoger los balones acataron las órdenes de desinfectarlos antes de ponerlos en juego de nuevo.
Todos, salvo los futbolistas que estaban en la cancha y los técnicos, usaron mascarillas a fin de reducir el riesgo de contagio del coronavirus que ha dejado un rastro de muerte en todo el mundo y que ha hecho que las autoridades deportivas se replanteen cómo mantener seguros a jugadores, árbitros y empleados.
PUNTOS
llevan los culés en 27 partidos disputados, dos más que el
Real Madrid.