La comunidad científica mostró preocupación ante la posible autorización del uso de plasma sanguíneo para atender el COVID-19, pues la evidencia de su eficacia aún es escasa.
Luego de que en algunos hospitales de Estados Unidos (EUA) ofrecieran el plasma convaleciente, un líquido amarillo que queda tras la extracción de las células de la sangre, como una alternativa para tratar algunos casos del SARS-CoV-2, los científicos manifestaron que esta decisión obstaculiza los estudios de sus efectos.
"Ha tenido una tremenda respuesta", aseguró Donald Trump, presiente de EUA, uno de los principales en alentar a los reguladores de medicamentos para aplicar su uso oficial.
"Una autorización de uso de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)", sería riesgosa pues hasta ahora, "hay poca evidencia de que el plasma realmente ayude a los pacientes", aseguró el excomisionado de la FDA, Robert Califf.
Califf expreso que, hasta este momento, el antiviral remdesivir y el antiinflamatorio dexametasona son los únicos medicamentos que han demostraron su efectividad como inhibidores del COVID-19, comprobados en ensayos clínicos serios.
Mientras que los trabajos que han estudiado el plasma convaleciente, además de pequeños, no proporcionan conclusiones firmes, reveló una publicación de "Nature", medio que consultó a la FDA, agencia que aún no se pronuncia sobre su decisión de autorizar el plasma.
Los expertos expresaron que si la FDA emitiera la autorización, "las personas con COVID-19 podrían optar por acceder al tratamiento directamente, en lugar de inscribirse en un ensayo clínico y correr el riesgo de ser asignadas a un grupo de control que no recibe plasma".