De izquierda a derecha, Luis, Blanca, José y David, ciudadanos españoles que enfrentan al nuevo coronavirus. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Son las 11:22 horas del jueves 19 de marzo en México, las 18:22 horas en España. La comunicación es electrónica. Blanca Platas, de Getafe; Luis Lombilla, de Sevilla, José Martínez, de Cádiz y David Máñez de Valencia, llevan cada uno, a este sábado, ocho días confinados en sus domicilios, como consecuencia de la pandemia de coronavirus que en España ha dejado 1,093 muertos y 21,571 casos confirmados hasta el cierre de esta edición.
En un día común, Blanca habría ido al gimnasio o salido con sus amigas al parque, Luis hubiera tomado un paseo, José estaría de visita en una cafetería y David habría convertido algunos casetes recogidos gratuitamente en “el rastro” a formato MP3.
Por el coronavirus, que Luis llama relajadamente “el bicho”, ahora su cotidianidad se ha reducido a lo que ocurre dentro de sus viviendas, donde vencen el tiempo tratando de tener paciencia, relajándose con conciertos o clases de gimnasia en línea, haciendo la limpieza, estando con su teléfono móvil y viendo las noticias el tiempo suficiente para no “agobiarse” demasiado.
RESTRICCIONES A LA VIDA COMÚN
La salida a las calles es básica. En sus distintas localidades, únicamente tienen permitido dejar la cuarentena o confinamiento para lo más esencial, como salir a comprar víveres y trabajar mientras esté permitido.
Para salir a las compras, es necesario portar las identificaciones personales correspondientes y probar lo vital de la transacción con un ticket. Si su trabajo está avalado para realizarse, deben mostrar un justificante emitido por el propio centro laboral.
Blanca a la izquierda, Luis a la derecha.
Todas estas salidas son controladas. Deben seguir las medidas de prevención necesarias, como no viajar en coche más de una persona, pues según cuentan Luis y José, tienen conocimiento de la aplicación de multas de hasta mil euros por violar las restricciones impuestas dentro del estado de alarma que el Gobierno de Pedro Sánchez decretó para España.
REMANDO EN LA MISMA DIRECCIÓN
Sin embargo, el panorama para ellos no es desolador. Desde su espacio, muestran confianza en que la duración de la pandemia sea mínima y resaltan los aspectos “positivos” que les ha dejado el escenario en que ahora se encuentran.
“Aprendimos a valorar las relaciones con los demás… un beso o un abrazo que ahora no se pueden dar”, dice Blanca. “Nos hemos hecho fuertes y unidos”, destaca Luis.
“Todos vamos remando en el mismo barco hacia la misma dirección”, presume José, mientras que David resalta los beneficios ambientales para su país, como que “hay menos contaminación” y que las casas “no se llenan de polvo”.
Video tomado por cuerpos de seguridad en Cádiz.
Prueba de esa esperanza en hacer frente común al COVID-19 es el enorme reconocimiento civil al personal sanitario que trabaja para controlar la pandemia.
Cada día, por ejemplo, justo a las 20:00 horas locales, los españoles dejan a un lado lo seco de su situación, salen a sus balcones o ventanas y se unen en un aplauso colectivo a los trabajadores de la salud, quienes también han recibido miles de cartas anónimas publicadas en redes sociales, expresando admiración y agradecimiento.
“Es una forma de darle fuerza a ellos y también una fuerza, digamos, para nosotros”, señala Blanca, a lo que José agrega que se busca darles “motivación y fuerza” para que hagan su trabajo “lo mejor posible”.
Video de cortesía.
Video de cortesía.
Luis, por su parte, pide extender ese reconocimiento al personal sanitario de todos los países, pues los cuatro siguen puntualmente la emergencia en otras naciones, y lanzan un llamado a la unidad, aunque respaldan opciones como cerrar fronteras con el objetivo de prevenir contagios importados.
PRIORIZAR LA SALUD EN MÉXICO
Finalmente, aseguran estar enterados de la situación en México, donde hasta ayer se tenían 203 casos confirmados y dos decesos a causa del coronavirus.
“Quédense en sus casas, salgan lo menos posible”, “sean solidarios y unidos”, piden Blanca y Luis.
A este llamado se sumaron David y José, quienes confiaron en que cualquier tipo de medida “se puede sobrellevar”, priorizando, siempre, la salud sobre cualquier otro factor.
