En una lúcida colaboración para The Conversation, el académico Mario García de Castro afirma que Internet y las redes sociales han favorecido la "multiplicación de la propaganda y la intoxicación interesada de la realidad". Eso ha acarreado que la información sea superada por los juicios de valor y las fakenews. La perversión de lo comunicado es tal, que la distinción entre verdad y mentira ha sido convertida en irrelevante frente a la hegemonía de la opinión. Importa más tener una opinión que decir la verdad. Es más eficaz difundir un juicio de valor que mostrar hechos. La actualidad ha dejado de ser informativa para transformarse en opinativa. Un hecho factual no se puede modificar, en cambio la opinión es manipulable.
La información generada a raíz del COVID-19 no ha estado exenta de esa dinámica propia de las fakenews, propaganda y opiniones que entorpecen el acceso a información factual y su entendimiento. La comprensión del fenómeno intencionadamente se tergiversa y, como en otros temas, se convierte en asunto de opinión. Cuarenta y cuatro mil fallecidos no se consideran una realidad dramática sino una cifra cuya gravedad depende de la opinión que se tenga de ello, generalmente condicionado por la militancia ideológica. El pienso luego existo cartesiano transformado en opino luego existo de la posverdad.
El vocero federal hizo una afirmación en la conferencia del domingo que ejemplifica lo anterior al señalar: "es alentador ver un patrón de disminución del acontecer epidémico", y en alusión a las observaciones que especialistas han hecho a su narrativa apuntó que la idea "de que fallamos en los números de COVID-19 en México es una idea construida", pretendiendo con ello descalificar observaciones numéricas distintas a las que él presenta. La tentación inmediata a sus dichos puede ser, como dijimos en los párrafos iniciales, soltar opiniones y entrar en discusiones que suelen terminar en descalificaciones personales, pero no en la corroboración de la información.
Por eso enlisto aquí algunas fuentes de información que ayudan a la comprensión de lo que está ocurriendo desde diversos ángulos afectados por la pandemia y que permiten corroborar que lo dicho por el vocero es verdadero o falso, independientemente de la opinión que a cada persona le merezcan sus comentarios.
Para iniciar, están sitios universitarios: el Coronavirus Resource Center de la Universidad Johns Hopkins ( https://coronavirus.jhu.edu/map.html ) que permite un seguimiento de los casos confirmados, fallecimientos y recuperados a nivel mundial. En ocasiones la información para México se publica con antelación a la propia conferencia vespertina de la Secretaría de Salud. El Centro de información geográfica de la UNAM sobre COVID-19 (https://covid19.ciga.unam.mx/ ) ofrece acceso a información por municipio incluso de comorbilidades, mapas, evolución temporal y espacial del virus en nuestro país.
Ahora bien, ha habido especialistas en epidemiología, medicina, matemáticas, economía, economía del trabajo, etcétera que han compartido sus análisis, metodología y fuentes para ofrecer información que enriquece la propia perspectiva para dimensionar el fenómeno. Entre estos, me parece que ayudan: el doctor Alejandro Macías (@doctormacias) del SNI nivel 3 y en su momento responsable para la pandemia por Influenza en México. La doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, (@lximenezfyvie) Investigadora en microbiología y jefa del Laboratorio de genética molecular en la Facultad de Odontología de la UNAM. El doctor en Ciencias Matemáticas Arturo Erdely (@ArturoErdely) que noche a noche ofrece una serie de gráficas nacionales y por estado que permiten ver la evolución, pero también la tendencia (no el pronóstico, como atina a aclarar) de la pandemia en nuestro país.
Esas cinco fuentes ofrecen información sólida a partir de datos oficiales y recursos internacionales y facilitan una comprensión amplia del fenómeno, sus riesgos, trayectoria y luces surgidas en el camino. Para efectos de acatar medidas oficiales respecto a la pandemia está la información ofrecida por las autoridades sanitarias. Para aspectos de conocimiento del problema, afortunadamente contamos con recursos y expertos sostenidos sobre modelos y métodos que la ciencia sigue y lo divulgan con un lenguaje asequible para formar opinión, una vez que se está bien informado.
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