Tres de cada 10 de los muertos (34 %) han sido gente madura y fuerte, de 40 a 59 años, personas en plenitud de la vida.
Tres de cada 10 personas que han muerto por COVID-19 en México estaban en la plenitud de su vida: eran personas de entre 40 y 59 años, según la información plasmada en los certificados de defunción de quienes han fallecido a causa del nuevo coronavirus en todo el país.
Se trataba de gente que estaba en una etapa existencial que suele estar marcada por la madurez y la productividad, dice el doctor en Sociología Héctor Hernández Bringas, investigador titular de la UNAM en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM).
Poco después de que inició la pandemia, el también maestro en Demografía por El Colegio de México tomó la decisión de sumergirse en los expedientes de quienes fallecen por el SARS-CoV-2 para desmenuzar la narrativa científica que se puede extraer de los certificados de defunción [de eso que podemos llamar certificados de defunción COVID-19] elaborados por legistas.
Desde finales de mayo, cuando ya había 8 mil muertos, y hasta noviembre ha revisado más de 99 mil casos a nivel nacional, que abarcan desde la primera muerte por coronavirus hasta que México sobrepasó los 100 mil fallecimientos.
De ahí, y de los archivos que revisó en las bases de datos de la Secretaría de Salud, encontró que sólo 20% de quienes murieron por COVID-19 recibieron terapia intensiva cuando estaban vivos y que únicamente 25% fueron asistidos por un ventilador mecánico.
¿Qué más datos ha encontrado en los certificados de defunción de quienes murieron por COVID-19?, se le pregunta, y responde:
Que entre los jóvenes hay poca mortalidad. Por debajo de los 40 años la mortalidad ha sido escasa, sólo ha representado 6.3% del total, aunque no hay inmunidad: ha habido muertes incluso de bebés menores de un año.
Que a partir de los 30 años empiezan a crecer las muertes por COVID: las personas fallecidas entre 30 y 39 años representaron 4.4% del total de decesos.
Las muertes se elevan considerablemente a partir de los 40 años, ya que casi triplicaron las de quienes eran treintañeros: las personas muertas entre 40 y 49 años han representado 11.9% del total de fallecimientos, 2.7 veces más que quienes estaban en sus años 30.
Sumada esa franja de juventud y madurez resulta que 16.3% de las muertes han ocurrido a personas de entre 30 y 49 años, lo que alerta sobre los descuidos en esa franja poblacional, que suele tener intensas actividades en las calles y lugares de esparcimiento: eso implica altas posibilidades de contagio y de transmisión del virus a personas más grandes o a quienes salen poco de sus casas.
Tres de cada 10 de los muertos (34%) han sido gente madura y fuerte, de 40 a 59 años, personas en plenitud de la vida.
Poblacionalmente hablando, las personas más afectadas por muertes COVID han sido las que representaban a gente madura, las que estaban en su vida otoñal, y aquellos que estaban por llegar al inicio de la vejez, es decir, mexicanos que estaban entre los 40 y los 69 años: ese grupo es el que ha aportado más decesos, seis de cada 10, 61.1%; quienes estaban entre 40 y 49 años representan 11.9%, quienes tenían entre 50 y 59 años, 22.1%, y quienes estaban entre 60 y 69 años, 27.1%.
Las razones por las cuales han sido más afectados quienes estaban en ese grupo de entre 40 y 69 años son varias: uno, se trata de un grupo más numeroso que el de los viejos, no que el de los jóvenes, pero sí que el de los viejos de 70 años y más. Y dos: en ese rango de edad está la población económicamente activa con mayor peso. En virtud de su desempeño económico, sale a la calle, está en centros de trabajo y ha tenido que vivir con mayor riesgo.
Si consideramos que la vejez realmente empieza a partir de los 70 años, la gente en esa parte de su existencia, de 70 a 79 años, también ha sido afectada de forma importante: dos de cada 10 muertos han estado en ese rango de edad, el 21.1%.
Los más viejos no representan la mayor área poblacional de muertos, ya que quienes murieron entre los 80 años y más fueron 11.5%.
Sumados los de 70 a 79 años y los ancianos de 80 años y más, este sector poblacional sí es grande: 32.6% de los muertos estaban en ese rango de edad.