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En Wade Boggs, las supersticiones imperan

Las cábalas van de lo rutinario a lo increíble

El ‘Titán’ tiene la misma rutina desde que jugaba para los Padres. (EFE)

El ‘Titán’ tiene la misma rutina desde que jugaba para los Padres. (EFE)

AARÓN ARGUIJO GAMIOCHIPI

Hoy cumple 62 años de edad el inmortal del Salón de la Fama de las Ligas Mayores de Beisbol, Wade Boggs, recordado tercera base que vivió años brillantes con los Medias Rojas de Boston y posteriormente fue a ganar la Serie Mundial de 1996 con los Yankees de Nueva York.

EL "COME POLLOS"

Wade Anthony Boggs, nacido en Omaha, Nebraska, tuvo una brillante carrera como antesalista durante 18 temporadas en las Ligas Mayores, acudiendo 12 años consecutivos al Juego de Estrellas, ganando 5 veces el campeonato de bateo de la Liga Americana, 2 guantes de oro, 8 bates de plata y bateando de por vida para .328, méritos que lo catapultaron al Salón de la Fama de Cooperstwon, a donde ingresó en el año 2005. Con todo y esa ilustre carrera, Boggs es más recordado por su fama de ser "El Come Pollos", ya que es bien sabido que antes de cada juego, procuraba comer pollo, para que le diera "buena suerte".

Esa cábala o superstición de Wade Boggs es solamente un ejemplo de las miles de "tácticas" que han utilizado los peloteros para mantenerse constantes en cuanto a las buenas actuaciones, o al menos eso es lo que ellos piensan. Al ser un deporte que se juega todos los días e incluso en ocasiones hasta dos juegos en un mismo día, el beisbol es una actividad en la que se cae con facilidad en rachas buenas y malas, de las que los jugadores no quieren salir nunca o bien, las quieren abandonar cuanto antes, por lo que han recurrido a miles de "remedios" que van desde lo cotidiano hasta lo inverosímil.

Prácticamente todos los peloteros profesionales tienen su propia "cábala", para ayudarse a sí mismos a adquirir confianza y descubrir nuevos caminos hacia la consistencia en cuanto al buen rendimiento. Pero si el comer pollos, tal y como lo hacía Boggs, resulta un tanto raro, han existido otras "tácticas" mucho menos usuales, pero aseguran, igualmente efectivas, como el caso de un pitcher del Unión Laguna, años atrás, quien cada vez que le tocaba lanzar, usaba ropa interior estampada con el famoso sello de "Superman", un "amuleto" risible e increíble, como otros tantos que aquí exponemos.

ORESTES MIÑOSO

El recordado "Minnie" Miñoso que vivió tardes de gloria con el Unión Laguna, tenía una cábala muy particular: después de los juegos, se bañaba con la camiseta puesta. Todo tiene una explicación, ya que en un inicio de temporada, Miñoso se bañó accidentalmente sin quitarse la camiseta, al día siguiente pegó 3 hits en 4 turnos, por lo que decidió repetir el experimento una y otra vez, con tal de "atraer la suerte".

ICHIRO SUZUKI

Se pensaría que la mentalidad tan práctica de los japoneses no admitiría supersticiones, pero en el caso de Ichiro, "el hombre que reinventó el hit", sí había una costumbre muy particular. En las giras del equipo, Suzuki envolvía sus bates en seda, como un samurai con su katana, con el afán de protegerlos y darles un confortable viaje, pues consideraba que los objetos igualmente poseían su propia esencia.

LARRY WALKER

El recién electo al Salón de la Fama, tiene una clara conexión con el número 3. Toda su vida utilizó el 33 en su uniforme, pero además, en la práctica de bateo hacía swings en múltiplos de 3, salía a calentar 33 minutos antes del inicio del juego, ganó 3 bates de plata y 3 campeonatos de bateo, tiene 3 hijos, se casó un día 3 a las 3:33 de la tarde y cuando se divorció, tuvo que pagar 3 millones de dólares a su ex esposa; con todo ello, por supuesto que debía usar el 33 en la espalda.

ROGER CLEMENS

Uno de los lanzadores más dominantes de su generación, tenía su propia cábala cuando jugaba con los Yankees: antes de iniciar un juego en el que le correspondía lanzar, acudía al "Monument Park" ubicado en el jardín central, para quitarse el sudor de su frente y secar su mano en la placa de Babe Ruth, con el afán de invocar al espíritu del "Gran Bambino".

STAN MUSIAL

La figura más importante en la historia de los Cardenales de San Luis, tenía su propia "rutina de la suerte" y es que en cada día de juego, tomaba exactamente el mismo desayuno, iniciando con un huevo, siguiendo con dos hot cakes y rematando con otro huevo, así lo hizo cada mañana durante 20 años, negándose a que se le aumentara el volumen de su desayuno o se alterara el orden en que lo comía.

PEDRO MARTÍNEZ

En 2004, los Medias Rojas de Boston lograron el regreso más increíble en la historia de los playoffs de las Ligas Mayores, levantándose de la lona para vencer a sus archi rivales, los Yankees y posteriormente romper "La maldición del Bambino". Durante esa postemporada, el estelar pitcher dominicano estableció un ritual con sus compañeros, antes de cada juego, tomar una copa de ron dominicano, lo cual les funcionó a las mil maravillas al lograr romper una sequía de 86 años.

JASON GIAMBI

Cuando el poderoso bateador atravesaba un "slump" o mala racha, recurría a una medida desesperada: utilizaba pantaletas de mujer en color dorado. Por supuesto que "El Giambino" se avergonzaba y causaba burlas de sus compañeros en el dug out, pero una vez que se comprobaba la "efectividad" del amuleto, otros peloteros seguían su ejemplo, con la esperanza de volver a batear hits.

ADRIÁN GONZÁLEZ

"El Titán" mexicano realizaba una rutina repleta de disciplina durante cada día de juego, desayunando a la misma hora para luego llegar al estadio todos los días exactamente a la misma hora del día anterior. En la práctica de bateo hacía el mismo número de swings y se vestía para jugar, exactamente en la misma secuencia día tras día; su excepcional rendimiento en el diamante, le da la razón.

HÉCTOR ESPINO

Es bien conocido que "El Superman de Chihuahua" poseía un poder excepcional y fue el mejor bateador mexicano de todos los tiempos, pero también recurría un poco a la suerte, ya que en cada juego, llevaba en su bolsillo trasero una moneda de diez centavos americanos, que conservaba desde que jugó en Jacksonville, en ligas menores.

AFICIONADOS

Los propios espectadores tienen sus supersticiones para atraer la buena suerte, como cuando su equipo necesita armar un rally para regresar en el marcador, suelen quitarse las gorras, tomarlas por la visera y agitarlas como si pidieran que el hit entrara en la gorra o bien, colocarse la cachucha con la visera apuntando hacia el cielo.

MEDIAS ROJAS DE BOSTON

Las organizaciones de Grandes Ligas también han profesado su "fe" en las supersticiones, como los Red Sox, quienes desde 2004, a cada Serie Mundial a la que han llegado, invitan al legendario Carl Yastrzemski a hacer el ceremonial lanzamiento de la primera bola en el primer juego en casa; desde entonces, los Patirrojos han ganado cada Clásico de Otoño que han disputado.

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