En ninguna de estas situaciones la policía -que desplegó a mil 200 elementos- respondió, solo encapsuló a los jóvenes.
La policía capitalina encapsuló y contuvo las agresiones de un grupo de encapuchados quienes no lograron llegar al Zócalo, como era su objetivo, como parte de las movilizaciones por el aniversario 52 de la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968.
Sin embargo, hubo dos momentos donde los anarquistas enfrentaron con piedras y bombas molotov a los uniformados, quienes usaron extintores para apagar el fuego.
El primer incidente fue sobre Eje Central a la altura de la Torre Latinoamericana y el segundo, más tarde, en avenida Ricardo Flores Magón, en las inmediaciones de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, donde se realizó el mitin político.
En ninguna de estas situaciones la policía -que desplegó a mil 200 elementos- respondió, sólo encapsuló a los jóvenes.
En la primera ocasión, más de 50 encapuchados arribaron a la Plaza de las Tres Culturas y partieron rumbo al Zócalo.
Llegaron a Eje Central y a la altura de Tacuba encontraron la valla formada por los policías y empezaron a arrojarles bombas molotov y petardos.
También aventaron objetos a los ciudadanos que intentaban registrar el despliegue.
De la lluvia de cloro no se salvó ni el personal de la Comisión de Derechos Humanos capitalina.
Luego de las agresiones, los manifestantes quedaron inmovilizados, incluso bailaron, mientras policías los rodeaban.
Sin poder reaccionar ante el encapsulamiento, acordaron con integrantes de la Brigada Marabunta entregar los objetos explosivos, por lo que rompieron las botellas de cerveza con líquido flamable y arrojaron todo a una bolsa negra que resguardó la asociación civil y personal de Derechos Humanos.
Posteriormente, el grupo decidió regresar a la Plaza de las Tres Culturas, pero la movilización se hizo lenta pues los agentes de la SSC evitaban romper filas para que los sujetos se dispersaran.
'NO SE PUEDE USAR A LA POLICÍA PARA REPRIMIR'
Como parte del 52 aniversario de la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, destacó que al inicio de su administración se decretó la desaparición del cuerpo de granaderos, "porque no se puede usar las fuerzas de la policía con el objeto de reprimir".
"Estamos construyendo una fuerza del orden distinta, que tiene la obligación de proteger a las personas, pero el compromiso que hicimos de nunca utilizar a la policía para reprimir es un compromiso que sigue válido y que seguiremos construyendo durante toda nuestra vida", dijo.
Durante la ceremonia que se realizó en la Plaza de las Tres Culturas para conmemorar a los estudiantes que fueron asesinados en 1968, enfatizó que no se puede olvidar lo que hizo el gobierno de ese entonces, que en vez de abrir las puertas para el diálogo, reprimió a los jóvenes.
La jefa de Gobierno firmó un convenio con la Secretaría de Gobernación, a través de la Subsecretaría de Derechos Humanos Población y Migración, el Archivo General de la Nación, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México a favor de la Política de Verdad y Memoria del Pasado Reciente, en donde la Ciudad apoyará para convertir los espacios que se usaban para la tortura en museos.