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Indignación

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YAMIL DARWICH

El mundo ha cambiado sus usos y costumbres; las explicaciones de tales modificaciones son difíciles de encontrar, quizá por ser multifactoriales en el movimiento humano hacia la consecución del anhelo de tener libertad -que llega al libertinaje-, la igualdad entre personas y países y verdadera justicia social.

Francis Fukuyama, politólogo estadounidense, ha publicado en un nuevo libro "Identidad", sus análisis y argumentos según su interesante y particular punto de vista; luego de exponer sus reflexiones, ahí explica lo que representan para el mundo las políticas del siglo XXI, así como algunas consecuencias que pudieran presentarse.

Analiza la realidad mundial del presente, basándose en las posturas radicales que han revivido y confrontado al nacionalismo tradicional -lo define como ´anticuado´- contra el radicalismo que se vive en algunos países marginados, cuyos habitantes sienten que no han sido respetados, lo que ha fundamentado sus acciones con marcadas consecuencias y permitido la creación de grupos terroristas, afianzados en una ideología político-religiosa -islamismo-, alimentando una creencia en Dios mal interpretada y hasta manipulada perversamente.

Nos ofrece estadísticas mundiales y escribe que "del año 1970 al 2000, la democratización del mundo se incrementó de 35 a más de 110 naciones" y que "de 1970 a 2008, la producción mundial de bienes y servicios se cuadruplicó".

Aporta la cifra del 5% de muertes infantiles por desnutrición en 2016, contra el 22% en 1960 y también asienta que "la pobreza extrema disminuyó del 45% en 1993, al 17% en el 2011". Eso pareciera bueno.

Sin embargo, la desigualdad creció, enriqueciéndose unos pocos y empobreciendo a muchos, particularmente en los países pobres, favoreciendo la emigración de millones de personas buscando oportunidades de vida digna. Piense en los migrantes centroamericanos.

La desigualdad ha generado efectos políticos perniciosos a nivel mundial; indignando a quienes ven sus condiciones personales y familiares empobrecidas o al menos sin alcanzar mejoras sustantivas en su calidad de vida. ¿Cómo le ha ido a Usted?

La indignación creciente favorece a la violencia, que se ha recrudecido, mostrándose con rebeliones y protestas nacidas entre los grupos de inconformes del mundo -particularmente jóvenes minoritarios- lo que ha provocado su salida a las calles, protestando, generando inseguridad social y hasta brotes de anarquía. Recuerde a México y sus marchas del feminismo.

El cambio inició con el llamado movimiento Primavera Árabe -2010-2012, propagándose a todo el mundo, hasta sumarse países sometidos -China- y latinoamericanos -Chile 2019-2020-, incluidas las tímidas manifestaciones mexicanas.

Esas desigualdades generan efectos en la política mundial: desde la separación, rompimiento de relaciones y hasta agresión, caso de EUA é Irán, además favoreciendo la construcción de muros divisorios.

Al interior de los países: rompimiento entre los grupos minoritarios elitistas y las mayorías en pobreza resentida; la aparición de políticas basadas en idealismos, aprovechadas por tendenciosos que aprovechan tal descompostura social para alcanzar sus propósitos ideológicos y de partido. ¿En México?

Ahora ha aparecido una corriente ideológica social con un fuerte resentimiento que combate a la visión económica del neoliberalismo, aprovechando el enojo mayoritario -en mucho justificado- de irrespeto y abuso.

Ante el distanciamiento en las posturas políticas, aparece el resquicio para los líderes ambiciosos, quienes aprovechan la oportunidad eficientemente para confrontar a ciudadanos con posturas ideológicas diferentes -imperialismo vs. populismo; socialismo o democracia-, desatendiendo las advertencias sobre la realidad macroeconómica del mundo, siempre buscando lograr sus fines. Recuerde Venezuela y la devaluación de su moneda en millones de puntos.

En países subdesarrollados, donde la corrupción florece ante la oportunidad que brindó el neoliberalismo -años 70as. a la fecha-, el abuso extremo de los líderes inmorales se apoyó en los manejos mercadotécnicos en las redes sociales, logrando mayor penetración y daño.

Con ello, podemos comprender un poco más nuestro caso, donde nuestra indiferencia -entendible, no aceptable- permitió el arribo al poder político a la izquierda radicalizada, aprovechando el repudio a la corrupción.

El dominio -casi absoluto- de los poderes de México, les ha permitido reformar leyes, otras disposiciones legales y cambios en políticas públicas para favorecer y asegurar su hegemonía y continuidad en el poder. Incluya al coronavirus que llegó "como anillo al dedo".

Aumentar el distanciamiento entre unos y otros fortalece su posición política y capacidad de influir en el sentimiento/emoción contra las fuerzas opositoras, realidad que difícilmente modificable; quizá, con educación, información, transparencia y tiempo.

Aunque las últimas cifras muestran descenso en la popularidad de AMLO, ésta continúa por encima del 47% de los encuestados; así, el ánimo del voto popular le sigue favoreciendo.

Al futuro mediato, veremos la inclinación de la balanza: en favor del populismo; o el cambio promovido por el empobrecimiento nacional causado.

Alguien nos acomodó la parábola de la rana sumergida en una tina que empiezan a calentar poco a poco; ella no detecta el incremento de la temperatura, hasta estar cocida. ¿Usted cómo se siente?

ydarwich@ual.mx

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