Una de las medidas preventivas es que tanto umpires como coaches de primera y tercera usen cubrebocas. (AP)
La nueva temporada del beisbol profesional en Corea del Sur arrancó ayer, con el impacto del bat y el sonido de la bola al ser atrapada por el guante de un receptor haciendo eco en estadios sin público.
Después de semanas de paciente espera por la pandemia del coronavirus, los umpires usaron mascarillas y las animadoras bailaron frente a hileras de butacas vacías.
Se pudo apreciar rostros en las gradas en al menos un estadio, pero eran fotos de personas. No se permitirá el ingreso de los aficionados - por lo pronto.
Fue un alivio para los aficionados que observaron desde casa en un país que poco a poco intenta volver a la normalidad debido un descenso de casos de COVID-19.
Como uno de las primeras competencias de deporte profesional del mundo que regresa a la acción en medio de la pandemia, la Organización de Beisbol de Corea del Sur (KBO) implementó varias medidas preventivas para crear un ambiente seguro para jugar.
Los jugadores y entrenadores serán sometidos a pruebas de temperatura antes de ingresar a los estadios, mientras que los umpires, así como coaches de primera y tercera base tendrán que portar barbijos durante todo el juego. Los peloteros tienen prohibido firmar autógrafos y dar palmadas a sus compañeros sin guantes.
Además mascar tabaco quedó prohibido para prevenir que escupan, y tendrán que utilizar máscaras y guantes de látex en los centros de entrenamiento.
En caso de que cualquier integrante de un equipo de positivo a una prueba de coronavirus en cualquier momento de la temporada, se suspenderá la liga al menos tres semanas.
En un encuentro en la capital, los LG Twins vencieron a su rival de ciudad y actuales campeones Doosan Bears 8-2 en el estadio Jamsil, en el que los asientos detrás de los jardines fueron adornados con banderines con el lema de los Twins.
POCOS CASOS
Corea del Sur reportó sólo tres nuevos casos de COVID-19 ayer, el incremento más bajo en un día desde que comenzó el brote a finales de febrero. Los expertos reconocen que esta tendencia a la baja se debe a los estrictos controles en sus fronteras y al esfuerzo activo para realizar pruebas, aislar los casos positivos y rastrear el contacto utilizando datos médicos, bancarios, migración y localización geográfica provista por la policía y compañías de telecomunicaciones.