Hoy domingo la Liga MX tiene programado tres partidos, los dos que cierran la jornada siete para el país en general significan poco o nada, pero para ciudades como Querétaro, San Luis, Torreón y Ciudad Juárez es otro boleto. Son dos clásicos digamos de barrio, clásicos que han sobrevivido prácticamente bajo el radar nacional, clásicos que hay que estar ahí para sentir el nivel de pasión que manejan.
A las cinco de la tarde en la hermosa ciudad de Querétaro, envidia de la República por su bienestar y boyante economía, se van a enfrentar Gallos Blancos contra los Colchoneros mexicanos. Querétaro contra San Luis, una historia de veinte años de odio y encono que ha superado el cambio de nombres y propietarios, han subido y bajado, pero cuando se enfrentan todo queda olvidado y revive la rivalidad, alimentada desde que se disputaban la supremacía de la segunda división o el ascenso o como rayos quieran llamarle. Lo malo es que muchas veces este choque rebasa lo estrictamente deportivo. "El Clásico de la 57", (por el nombre de la carretera que une los estados), tendrá para la edición de hoy un operativo que incluirá mil doscientos policías para vigilar que las cosas no lleguen al extremo de la última vez que estos dos se toparon, en la jornada catorce del Apertura 2019 en el estadio Alfonso Lastras de la capital potosina. Lo ganaba cero a dos Gallos al minuto 83 y en las tribunas estalló la violencia entre los aficionados, al grado de que resultaron lesionados cincuenta personas, 35 tuvieron que ser hospitalizados, uno de ellos de gravedad. Oscar Mejía árbitro del partido suspendió el juego que ya no se reanudó, ganándolo Gallos Blancos.
El otro clásico de barrio es el ahora Bravos Vs. Guerreros, menos proclive a la violencia y que bueno, pero también tiene su historia de pasión y conatos que afortunadamente han quedado en eso. La gran cantidad de laguneros que han buscado chamba en la maquila en Juaritos y se han quedado a radicar lejos de adoptar al equipo fronterizo siguen apoyando con fervor a su guerreros, amén de esto también estos dos se traen su historia desde divisiones de ascenso, un ejemplo que marcó el inicio de la gran rivalidad, en 1988 Cobras y Santos participan en el grupo A de la liguilla por el ascenso junto a Tapatío, Pioneros de Cancún y Orizaba, Cobras gana el grupo con quince puntos Santos se quedó en tercero con doce, eliminado, el líder del grupo B es León, Ciudad Juárez logra subir después de disputar tres partidos contra la fiera logrando el ascenso a primera ante la envidia del gran favorito Santos Laguna. La afición santista quedó por enésima ocasión frustrada, desde ahí, no hay un clima grato entre esos dos rivales.
Santos ha enfrentado a Ciudad Juárez como Cobras, Indios y ahora Bravos, para esta tarde (a las siete tiempo del centro de Lerdo, seis de Juárez) Bravos presume su posición en la tabla en puestos de liguilla, mientras que Santos busca romper una cadena de siete juegos seguidos de visita sin ganar, y si hiciera falta agregar algo, tres exsantistas forman parte en puestos fundamentales dentro de la directiva juarense, su presidente ejecutivo el lagunero Guillermo Cantú, su director técnico Gabriel Caballero (argentino, lagunero e hidalguense) y su director comercial otro lagunero Jaime González Lobo.
Clásicos particulares, nada nuevo en Argentina, Inglaterra, Italia, etcétera, en nuestro país nuestra pobre cultura futbolera basada en los llamados cuatro grandes no permite ver a la mayoría de los aficionados al futbol la importancia de estos encuentros. Hoy domingo en ambos estadios, el Alfonso Lastras y el Olímpico Benito Juárez se esperan llenos, tribunas vibrantes en espera de estallar en el grito de gol, una tarde dominical que al ochenta por ciento de la república futbolera le puede pasar de noche, pero no así a parte del centro y norte de nuestro país, ojalá los entrenadores sepan lo que se juega y manden a sus tropas al frente para tener duelos llenos de entrega y sobre todo pasión por lo que se representa, que la emoción y el drama se impongan estrictamente en lo deportivo y como decía Don Armando Navarro Gazcón, "Que gane el que lo merezca".
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