En el último fin de semana previo a la celebración de la cena de Nochebuena y la Navidad, los laguneros se olvidaron del acecho de la pandemia por COVID-19 y se concentraron masivamente en las zonas Centro de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo para realizar las llamadas "compras de pánico", en medio del caos vial y peatonal, lo que significa un alto riesgo de transmisión del virus SARS-CoV-2.
A pesar de que del 1 al 20 de diciembre han muerto 355 personas (18 muertes al día en promedio) por coronavirus en estas tres ciudades, la población ignoró el llamado de las autoridades y de los profesionales de salud para limitar la movilidad y quedarse en casa.
Muchos habitantes dejaron atrás el confinamiento y a partir de las 10:00 horas de ayer comenzaron a aglomerarse sobre la avenida Hidalgo de Torreón, la avenida Victoria de Gómez Palacio y la avenida Francisco I. Madero de Lerdo, principalmente.
Ignorando la sana distancia, familias enteras se concentraron al exterior de los establecimientos donde era imposible evitar el roce entre personas.
En la zona Centro de Torreón, la gente se amontonaba en los puestos ambulantes que venden artículos navideños o que se dedican a la envoltura de regalos, además de que se observó a niños y niñas esperando a sus padres al exterior de los establecimientos y otros adultos circulaban a pie con bebés en brazos que lloraban ante el bullicio de la gente.
También se pudo ver a mujeres y hombres sin cubrebocas y otros utilizándolo de forma incorrecta.
A unos días del festejo de la Navidad, la mayor demanda, como sucede en otros años, es en los negocios dedicados a la venta de ropa, zapatos, juguetes, electrodomésticos y alimentos para preparar la cena de Nochebuena.
Entre empujones, grupos de música en vivo, largas filas, estacionamientos saturados, y la locura del tráfico vehicular, es como los laguneros decidieron desafiar al coronavirus y optaron ayer por salir a realizar las últimas compras navideñas.
Esta misma radiografía se ha podido observar en la recta final de diciembre en plazas comerciales.
En estos lugares, la gente también se aglomera y abarrota los estacionamientos, olvidando que la región atraviesa por una emergencia sanitaria.
Agotamiento
La movilidad se acelera en esta temporada mientras el personal de salud atiende a enfermos graves de COVID-19.Considerando también los señalamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), referentes a que además de los riesgos físicos, la pandemia ha ejercido niveles extraordinarios de estrés psicológico sobre los trabajadores de la salud que laboran durante largas horas, los cuales viven con el temor constante de estar expuestos a la enfermedad mientras están separados de sus familias y se enfrentan a la estigmatización social.