Un jersey gigante de los Guerreros se desplegó en la tribuna del Estadio Corona, en representación del apoyo de los fanáticos. (JESÚS GALINDO)
Los Guerreros cumplirán un año sin caer en casa en cualquier tipo de torneo. La última vez que sucumbieron en el Corona, fue un 17 de marzo del 2019, cuando los Rayos del Necaxa los doblegaron en la Liga MX.
Ayer, los mismos hidrocálidos, mordieron el polvo en la Comarca, en una afrenta que pudieron cobrar los albiverdes, aunque no pudieron festejarlo con sus seguidores. El partido a puerta cerrada se los impidió.
El apoyo fue a la distancia, desde casa con una carne asada, en un restaurante o un bar, aprovechando un puente inusual, con la propagación del coronavirus a lo largo y ancho del país.
También el aliento se dio horas antes, a través de redes sociales, con frases de motivación para los jugadores y al equipo en general.
Pocas personas, pudieron presenciar en el inmueble el partido. El acceso fue con identificación oficial del club y una lista, por el único acceso disponible para el TSM, el número uno.
Pocos guardias de seguridad, quienes portaban cubrebocas y guardias en los accesos, aunque solamente para orientar, a personal de staff que ayudaría en la logística del partido.
También pocos representantes de los medios de comunicación, debido a las restricciones no del club, sino a las recomendaciones de la Liga MX y la Secretaría de Salud.
MEDIDAS
No hubo termómetros para tomar la temperatura en el principal acceso. Sí hubo gel antibacterial, así como en los dos palcos de prensa que fueron habilitados. Quién sí portaba un aparato, fue el Director de Protección Civil de Torreón, Nelson Lozada, que a un costado de la cancha lo utilizaba, además de repartir cubrebocas.
Tampoco hubo bancas para los fotógrafos. A cambio, se colocaron bancos individuales, pero retirados a una distancia de metro y medio, incluso hasta dos.
A las afueras, pocos aficionados de ambos equipos buscaron ingresar de alguna u otra forma, pero personal de seguridad, los invitaron a abandonar las inmediaciones del inmueble. Solamente un lonchero despistado, se encontraba sobre la otrora Avenida Paso del Águila, por lo que después de un momento, se retiró del lugar, al visualizar las nulas ventas que tendría.
El partido comenzó y todas las indicaciones dentro del rectángulo verde, se escuchaban, así como de los propios técnicos, Guillermo Almada y Poncho Sosa. Hasta el golpe del balón hacía eco en cada rincón del Corona.
También las expresiones y reclamaciones desde los palcos, retumbaban. Ambas directivas, hacían sentir sus puntos de vista, buscando presionar de alguna manera, al silbante Jorge Isaac Rojas.
Llegaron los goles, pero el festejo se resumió solamente entre jugadores y banca, no hubo a dónde más, aunque de reojo, las cámaras de televisión fueron una opción.
Quitando el nivel futbolístico y que se disputaba la décima fecha, el duelo parecía amistoso de pretemporada por el entorno vivido.
La última jugada, que parecía el empate de los Rayos, retumbó en todo el Corona el impacto del balón en el travesaño, para que después se escuchará el silbatazo final.
Faltó el sabor del aficionado, sus porras, reproches, silbidos, exclamaciones y lamentaciones. Pero fue un día para velar por su integridad de salud, esperando reencontrarse con sus Guerreros en una fecha, que todavía es una incógnita.