Para Mazda, el trabajo en equipo nunca ha sido extraño, a lo largo de su trayectoria han trabajado con distintas marcas. (ARCHIVO)
No hay muchas empresas que sobrevivan a una bomba atómica. Esta es la historia de una de ellas, la cual comenzó operaciones con la humilde misión de producir alternativa al corcho usando plantas locales de Japón.
El 30 de enero de 1920 se estableció en Hiroshima la Toyo Cork Kogyo Company Limited. Parecía una buena idea de negocio hacer sustituto de corcho, que se utilizaba como material para empaques herméticos en el ejército nipón. Sin embargo al poco tiempo, la guerra en Siberia terminó, y la recién fundada empresa casi fue a la quiebra, por lo que su presidente, Jujiro Matsuda, reorientó sus actividades a la producción mecánica, eliminando en 1927 el corcho del nombre de la empresa para quedar solamente como Manufactura del Lejano Oriente, Toyo Kogyo. Esta razón social permanecería hasta 1984.
Tras establecerse como fabricante de motocicletas en los años treinta con el triciclo utilitario Mazda-Go, la marca empieza a desarrollar un automóvil, pero la guerra frena esta evolución. En 1945, la bomba atómica Little Boy estalla sobre Hiroshima. El cerro de Ogonzan se interpone entre la detonación y la planta de Mazda en la bahía, resguardando algunas de las naves, que serían utilizadas como albergue para los afectados. No había terminado el año cuando Mazda ya estaba produciendo una vez más motocicletas en su planta y, poco tiempo después, incursionarían en productos a cuatro ruedas y más. En 1960 lanzaron su primer auto: el R360.
Una explosión atómica no sería el único obstáculo que Mazda sortearía. La crisis del petróleo de 1973, así como las debacles económicas de 1997 y 2008 dejarían huella en la organización. Parte de las causas de estas crisis fue el inicio en 1971 y posterior finalización gradual de la colaboración con Ford, quienes para allegarse recursos ante la crisis de 2008 desincorporaron su participación de la empresa nipona. Para Mazda el trabajo en equipo nunca ha sido extraño, pues en su trayectoria ha establecido alianzas tanto con Mitsubishi como Suzuki y, más recientemente Toyota, además de la consabida con Ford.
No todo es optimización y utilitarios para Mazda, pues competir está en su DNA. En 1981 fueron los primeros fabricantes japoneses en ganar las 24 horas de Spa, y así, han sorprendido con inventos que han enriquecido a un legado centenario digno de contarse de manera formal.