INÉDITA NAVIDAD
Ante la grave crisis sanitaria de SARS-CoV-2 y sus consecuencias, la celebración de la Navidad será para muchos de dolorosas ausencias; otros estarán en espera de noticias sobre un ser querido internado en un hospital; habrá quienes, para evitar el contagio, pasarán solos para evitar el contagio a sus seres queridos; algunos más estarán suplicando a Dios que eso se acabe pronto.
Pero al celebrar que Dios nuestro Padre amoroso y misericordioso, nos ofrece la encarnación de su Hijo Jesucristo, esta inédita Navidad llega para generar esperanza al enseñar el camino ante el sufrimiento, el dolor y la muerte.
El Dios de la vida, nos invita a proteger la vida de todos y cada uno, y evitar fiestas que se convertirían en ocasiones de llanto, tristeza y muerta. Recuperar el verdadero sentido de la navidad incluye hacer de "las Posadas" un novenario de oración y preparación espiritual para la Navidad. La fiesta de Noche buena, de Navidad, de Año Nuevo y de Epifanía, tendrá que hacerse virtualmente en la intimidad del hogar, sólo con los miembros que conforman la familia, sin embargo, será una gran oportunidad para retomar el sentido auténtico de ellas. No podemos celebrar la vida poniéndola en riesgo. Los templos tendrán también celebraciones austeras dentro de las normas sanitarias, pero llenos de Dios.
La pandemia amplificó las carencias que ya existían en México. Muchas familias sufren la falta de recursos elementales que pudieran protegerlos, y sus efectos devastadores los seguirán por mucho tiempo aún.
Pero el reino de Dios que el Mesías ha venido a anunciar, nos invita tomar conciencia de nuestra pertenencia común, aprendiendo a cuidar y a proteger al que tenemos a un lado con una respuesta generosa e inmediata. De esta crisis podemos salir mejores.
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Piénsalo, piénsalo. Viene de la página 3
Sin embargo, esta tarea que debería haberse hecho individual y organizadamente, ha fallado en ambos. Las deficiencias en las políticas publicas, aunado la indolencia por parte de los particulares requiere avanzar hacia un orden social y político en base a la caridad social. Cualquier empeño se convierte en un ejemplo supremo de la caridad. Pero, especialistas en desprestigiar al otro, hemos perdido la posibilidad de entrar en acuerdos.
Es tiempo que la nota distintiva de quienes serán elegidos el próximo año, acompañado de una fuerte participación ciudadana, sea la de ponerse al servicio del bien común y no al servicio de intereses particulares o de grupo. Si la pandemia hizo aún mas visibles nuestras vulnerabilidades preexistentes, nuestras crisis requieren atención solidaria y respuestas creativas.
Reconocer a cada ser humano como hermano no es mera utopía; un individuo puede ayudara una persona necesitada, pero cuando se une a otro para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en el campo de la más amplia caridad; la caridad política. La organización social se basa en el contribuir, compartir, distribuir, no en el poseer, excluir y acumular.
En estos tiempos de Navidad resuena un texto del profeta Isaías: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz". ¿De qué pueblo habla? ¿De los Galileos dominados por los asirios hace 2700 años? ¿De los pastores que cuidaban sus rebaños en la noche de Belén? ¿o de nosotros, hombres y mujeres de hoy, en esta situación crítica de violencia, de desempleo, corrupción y muerte? Durante toda la historia del mundo cada pueblo ha afrontado la vida; cada pueblo en marcha en medio de la incertidumbre de su tiempo se reconoce en esas palabras del profeta Isaías. Pero la frase hay que leerla hasta el final: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz". En este día de Navidad, hay millones de personas reunidas en todo el mundo para recordar que, en el nacimiento del un pequeño niño, nosotros hemos reconocido esta gran luz.
Cada año nacen millones de niños. ¿Por qué acordarnos particularmente de Jesús, hijo de María y José?, porque "hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor".
En el tiempo de Navidad, Dios nos lanza y nos habla de esperanza. Esta esperanza cuestiona directamente nuestros modos de vivir, nuestras maneras de actuar en el mundo. Es tiempo de ponernos en marcha hacia una vida nueva.
Nuestra sociedad está globalmente enferma por reducir las relaciones humanas a intercambios comerciales. La ambición desmedida que nos introduce en una loca carrera en búsqueda de ganancias, ha creado distancias entre las finanzas y la economía, entre el capital y el trabajo, entre los hiperactivos y los desempleados… por tanto, la interdependencia en nuestro mundo globalizado nos obliga de hecho a solidaridades concretas. A corto y a largo plazo. Sepamos escuchar a aquellos y a aquellas que nos invitan a festejar la "Navidad de manera diferente". Con ellos, elijamos la paz. Celebremos todos juntos a Aquel que ha venido a nuestro encuentro, el Emmanuel, el Dios con nosotros.
Feliz Navidad.