En este año que comienza, el psicólogo recomienda establecerse propósitos sencillos de realizar. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Se termina un año más y los propósitos se quedan en el tintero. Al menos así sucede para la mayoría, despertando en ellos la frustración. ¿Qué hacer para evitarlo? Al respecto, el psicólogo Alejando Rodríguez Monreal explica que se debe tener cuidado al momento de establecer los propósitos cada inicio de año.
"Debemos ser muy cuidadosos con esto. Si te identificas con las personas que tienen dificultad para cumplir propósitos sencillos a corto plazo y confías en que con la llegada del año nuevo podrás cumplir propósitos más complejos, es necesario decir que del tamaño del propósito será el tamaño de la frustración.
Si somos lo que hacemos todos los días y si todos los días posponemos, ¿qué nos hace pensar que del 31 al 1 y los siguientes 364 días será distinto? Para lidiar con la frustración debemos lidiar primero con lo que va antes. Hay que poner orden nuestras ideas y sentimientos para poder ordenar lo que está fuera de nosotros, aunque algunos dicen que al ser disciplinados con lo de fuera se ordena lo de dentro", explicó el psicólogo.
Recalcó que "la frustración es parte de nuestra vida, incluso es de suma importancia en fases primarias del desarrollo psicológico. La frustración nos enseña a posponer, pero más vale tenerla de amiga que de enemiga. Una persona que no tolera la frustración generalmente se mete en problemas".
Pero comenta que todo lo anterior pareciera la más dura de las confrontaciones, pero no se trata de convertirnos en nuestros propios verdugos. Siempre es útil voltear hacia atrás para darnos cuenta que por lo menos no hemos retrocedido.
Ahora que un nuevo año comienza, recomienda "aprender a distinguir entre necesidades y deseos. Las primeras son físicas, los segundos son psicológicos. Ninguna es más importante, pero a la hora de satisfacer la necesidad de hambre da lo mismo si el pan es rojo o azul. (siempre y cuando sea hambre y no antojo). Piensa en cuántas necesidades tienes cubiertas para poder pensar en los deseos. Empieza por propósitos sencillos. Más vale uno que mil, por ejemplo, hacer las cosas distinto: suplir refresco por agua, frituras por frutos secos, etc. Así son varios cambios resumidos en una misma frase. Encuentra un solo pretexto para ser feliz", concluyó.