Confío en mi buena salud y que no me voy a enfermar. Yo corro la enfermedad trabajando, camino muchas calles y así no me enfermo, también es la suerte', afirma mientras se refresca con una naranja. (ARCHIVO)
Aunque muchas personas están en casa, resguardadas ante la pandemia de COVID-19, no todos pueden hacerlo. Hay adultos mayores que deben salir a la calle y enfrentar el riesgo de contagio para ganarse el pan; la alternativa es el hambre dentro de sus hogares.
En un recorrido realizado por Notimex en los andenes del Metro, fue fácil encontrar a Raúl y Alberta en la estación San Lázaro, guiados por su hipnotizante, alegre y pegadíza música de armónica que a todos llama la atención. Una pareja de la tercera edad que trabaja para sobrevivir.
Oigan, ¿y por qué no usan cubrebocas? ¿Por qué siguen saliendo a la calle? Ya es Fase 3 del coronavirus.
"No vamos a andar así a lo tonto, no, tenemos cuidados. Nos lavamos las manos, no tenemos contacto con la gente y tomamos muchos cítricos que son vitamina C para evitar la gripa. Tenemos aseo en nuestro cuerpo. Vivimos al día.
Imagínese, yo tengo que ver por mi madre de más de 90 años, ella tiene que comer, necesita su medicamento y un trato especial y se necesita dinero. Que Dios nos cuide", dijo Raúl mientras se levantaba de un bote adecuado como silla.
Mientras Alberta, su pareja, solo atestigua la conversación, en ningún momento dejó su armónica, instrumento que -dice- la ha acompañado desde hace muchos años para ganarse la vida y hace más ligero el camino de los pocos paseantes que quedan en los andenes.
"O sea, sí es cierto que existe la enfermedad pero en mi punto de vista, de mi pareja y yo, están exagerando las autoridades. No es conveniente que suspendan labores en muchos sectores de la vida diaria, nos perjudica mucho", interrumpe la mujer, cuya edad es como un fardo en forma de joroba.
¿Y por qué no usa cubrebocas?
"Toco la armónica. ¿Cómo voy a tocar si me lo pongo?, ríe, mientras se reincorpora a su actividad.
Y así, dicen, todos los días, mientras tengan fuerzas, llegarán puntuales a la estación del metro San Lázaro para recibir unas cuantas monedas, cada día menos por la falta de usuarios.
También está don José cuya necesidad lo hace salir casi a diario de su casa para "ganarse unos pesos". "Quema suela" -desde que rompe el alba hasta que encienden el alumbrado público- en las calles de Tlalpan, busca quién le compre sus flores.
"Estoy tranquilo, no hay venta. Yo soy de años que vendo flores y camino muchas cuadras. Son señores de años que me compran, ya tengo mis clientes, me compran de 20, de a 10.
Busco también otras personas que me ayuden", dice a Notimex mientras descansa bajo la sombra de un árbol al pie de la Parroquia de San Agustín de las Cuevas.
¿Y qué opina usted del coronavirus, no le da miedo?
"Sí he oído que la gente anda espantada y hay clientes que usan su tapabocas y yo como no estoy acostumbrado ya me regalaron como cuatro pero no me los pongo. Yo no soy enfermizo como otros.
Confío en mi buena salud y que no me voy a enfermar. Yo corro la enfermedad trabajando, camino muchas calles y así no me enfermo, también es la suerte", afirma mientras se refresca con una naranja.