La molestia hacia Torres (foto) y su dependencia se ha desbordado en el principal centro de convenciones de Puerto Rico. (ARCHIVO)
La secretaria del Trabajo de Puerto Rico, Briseida Torres, renunció el martes mientras decenas de miles de trabajadores desempleados esperan recibir una ayuda económica que les prometieron hace meses, en medio de la pandemia de coronavirus que ha agravado la crisis económica de la isla.
La molestia hacia Torres y su dependencia se ha desbordado en el principal centro de convenciones de Puerto Rico, donde una persona resultó herida recientemente en un apuñalamiento y donde varios empleados del gobierno han sido amenazados mientras cientos de trabajadores desempleados esperan formados por ayuda todos los días.
A algunos les han dicho que lleguen antes del amanecer y esperen su turno, pero temen ser detenidos por violar el toque de queda impuesto por el coronavirus, el cual prohíbe que cualquier persona, salvo los trabajadores esenciales, estén en la calle de las 7 de la noche a las 5 de la madrugada.
"La frustración fue tanta", dijo Luis Alvarado, de 28 años, quien perdió su empleo de barman y mesero al día siguiente de que la gobernadora de la isla anunció un confinamiento a mediados de marzo que duró dos meses.
No ha recibido ningún subsidio de desempleo pese a estar en la fila durante varias horas en dos días y esperar casi dos horas para que alguien responda el teléfono sólo para decirle que no lo pueden ayudar.
"Llamé, envié emails, escribí por texto. Nunca recibí respuesta", dijo Alvarado, y añadió que alguien que lo ayudó en el centro de convenciones le dijo que esperara de dos a tres semanas para recibir una respuesta.
Antes de renunciar, Torres anunció que el Departamento del Trabajo pronto lanzaría un sistema basado en citas para evitar el constante caos. Su renuncia se produjo tres semanas después de que el gobierno abrió un autoservicio en la sede del departamento para manejar las solicitudes de subsidio por desempleo por parte de trabajadores independientes que se quedaron sin empleo por la pandemia. Sin embargo, los funcionarios se vieron abrumados muy pronto y mudaron el autoservicio al centro de convenciones.