Sarah Fuller hizo historia al convertirse en la primera mujer que juega en la Conferencia Power Five.
La equidad de género sigue metiendo goles, anotando puntos y en este caso, pateando ovoides, al menos en el terreno deportivo, lo que se demuestra una vez más, con el caso de Sarah Fuller, una joven estadounidense que hizo historia el futbol americano colegial, una actividad que estaba prácticamente reservada en su totalidad para el género masculino.
DEL SOCCER AL "FOOTBALL"
Nacida el 20 de junio de 1999, Sarah creció en Wylie, Texas, una comunidad perteneciente a Dallas, donde empezó a jugar futbol soccer (como lo llaman los estadounidenses) a los cinco años de edad, destacándose en la posición de portera, nombrada incluso como la mejor de todo su distrito, en el año 2017 cuando ya era titular de su equipo escolar. Llamó la atención con sus actuaciones en la Wylie High School, ya que además de sus efectivas manos para atajar el balón, la fuerza de su pie superaba incluso la de los varones, llegando a despejar el balón de futbol para hacerlo viajar más de 55 metros.
Fue esa cualidad de patear el balón tan lejos, lo que hizo voltear a los coaches del equipo de futbol americano, deporte que en Texas es prácticamente una religión, pero ello no llegó más lejos, por lo que Sarah siguió practicando "soccer" y obtuvo una beca en la Universidad de Vanderbilt, ubicada en Nashville, Tennessee. No tuvo un inicio soñado, ya que en su primer año como estudiante, tuvo una fractura en el pie, seguida de una nueva lesión que le impidió tener regularidad durante su segundo año en la universidad, por lo que para iniciar su tercer año como estudiante, apenas había disputado dos partidos.
Pero en este 2020, durante su temporada como "Senior", todo cambió para Sarah, aunque comenzó siendo suplente de su equipo y algunos partidos se cancelaron por la irrupción de la pandemia del COVID-19, siguió entrenando a tope y se ganó la oportunidad de ser titular por primera vez, apenas el pasado octubre, contra la Universidad de Carolina del Sur, logrando seis atajadas muy importantes. A partir de entonces, se convirtió en parte del once inicial y las Commodores de Vanderbilt no volvieron a perder, acumulando 7 victorias y 2 empates, mientras que Fuller obtuvo el promedio más bajo de goles aceptados en toda la Conferencia del Sureste de la NCAA.
En el partido de cuartos de final, dio un pase para gol, despejando desde su propia portería, mientras que en la gran final fue parte fundamental para la victoria de 3 goles por 1 sobre la Universidad de Arkansas, con lo que las Commodores de Vanderbilt ganaron su primer campeonato de Conferencia, desde 1994.
AL EMPARRILLADO
Mientras el equipo de futbol femenino festejaba el título, al de futbol americano de esa misma universidad se le caía el mundo encima, ya que numerosos jugadores arrojaron positivo a pruebas de COVID-19, por lo que no podrían estar en el partido ante los Tigres de la Universidad de Missouri, que ya estaba en puerta. Entre los afectados por el virus, estaba el pateador del equipo, aunque quedaba el encargado de las patadas de despeje, él era también el "colocador", por lo que forzosamente necesitaban a alguien para patear, lo que llevó al coach Derek Mason a pensar en Sarah Fuller, debido a que su fama de patear lejos el balón, se había extendido por todo el campus.
Mason llamó a Sarah un día después de que se coronaron campeonas y aunque ella tenía pensado viajar a Texas para celebrar con su familia el Día de Acción de Gracias, aceptó hacer una prueba con el equipo de futbol americano, fue aceptada y viajó como la única pateadora para viajar a Columbia, Missouri. Con tantas carencias, los Commodores perdían al medio tiempo por 21 puntos a 0 y para sorpresa de todos, durante la plática del entretiempo, Sarah tomó la palabra y les dio un emotivo discurso a sus compañeros, animándolos a apoyarse unos a otros.
Fuller dio la patada de salida para la segunda mitad y con ello hizo historia, al convertirse en la primera mujer que juega en la Conferencia Power Five, la élite del futbol americano universitario de la Asociación Atlética Nacional Colegial (NCAA, por sus siglas en inglés). Desde las gradas, sus padres y su novio fueron testigos de la memorable acción, la única en la que Sarah pudo tener acción, ya que los Commodores fueron aplastados por 41 puntos a 0 y nunca llegaron siquiera a la yarda 30 de sus rivales, por lo que Fuller no tuvo oportunidad de patear algún gol de campo o punto extra.
"Sinceramente, esto es muy emocionante. Me motiva el hecho de que pueda representar a las niñas que andan por ahí y que quieren hacer esto o que están pensando en jugar futbol americano o cualquier deporte. Quiero alentarlas para que sean capaces de dar un paso y hacer algo grande como esto", declaró Fuller después del partido. Con el lema "Play Like a Girl" (Juega como una Chica) en su casco, Sarah hoy es objeto de inspiración para niñas y jóvenes de todo el mundo, que han alabado y agradecido su ejemplo, a través de las redes sociales.
YARDAS
hizo viajar el balón con su patada de salida, Sarah Fuller en el segundo medio.